La Casa Blanca ha desmentido que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, vaya a elevar de forma unilateral el techo de deuda, sin contar incluso con el apoyo del Congreso.
Varios sectores del Partido Demócrata, entre ellos el expresidente Bill Clinton, han apelado por que Obama aumente el techo de deuda y así acentuar la presión sobre los republicanos, enrocados en su rechazo de incrementar los impuestos sobre los más ricos para evitar el ‘abismo fiscal’.
Dicha potestad de Obama residiría en la Enmienda número 14, cuyo origen se remonta a la Guerra Civil norteamericana, que indica que las deudas de la nación «no deben ser puestas en duda», según recoge el diario estadounidense ‘The New York Times’.
No obstante, Obama ha rehusado que vaya a apelar a dicha enmienda para esquivar el ‘abismo fiscal’ al sostener que este considerando no «otorga al presidente el poder de ignorar el techo de deuda», en palabras del portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
Contra elevar el techo de gasto
Tras el revuelo, el presidente estadounidense ha salido al paso de tales especulaciones y ha atajado cualquier atisbo de elevar el techo de deuda.
«He hablado con mis abogados. Ellos no me han insistido en que ese sea un argumento ganador», ha aducido Obama, en referencia a que la Enmienda 14 no eximiría a los demócratas de negociar con los republicanos recortes y subidas de impuestos para ajustar las cuentas públicas estadounidenses.
La Casa Blanca ha aclarado que elevar el techo de deuda solo autoriza en cierto modo las inversiones en gasto público ya refrendadas por el Congreso.
Algunos sectores republicanos abogan por aceptar un incremento de los impuestos sobre los más ricos a corto plazo para que, cuando se alcance el límite de deuda permitida, retornen a la mesa de negociaciones y exijan a Obama que consienta sus pretensiones por haber allanado el camino para esquivar el ‘abismo fiscal’. El presidente ya ha advertido de que «no entrará en ese juego».
Los impuestos
Las conversaciones entre los republicanos y los demócratas continúan enquistadas, sin que se cosechen avances en el principal escollo que torpedea un acuerdo: quiénes se verán afectados por la subida de los impuestos.
La disyuntiva a la que se enfrentan es prorrogar las exenciones fiscales para todos los contribuyentes, incluyendo a los ricos –como reclaman los republicanos– o sólo para los que ganan menos de 250.000 dólares anuales (192.500 euros), como propugnan Obama y los demócratas.
El Gobierno y los legisladores estadounidenses –demócratas y republicanos– están obligados a llegar a un acuerdo antes del próximo 31 de diciembre, cuando expiran las exenciones fiscales aprobadas durante el Gobierno de George W. Bush.
De sucumbir al «abismo fiscal», el 1 de enero de 2013 entrarían en vigor, en virtud de un automatismo, una serie de impuestos –cuya cuantía total asciende a 600.000 millones de dólares (462.000 millones de euros)– que llevaría a la economía estadounidense a otra recesión.