sábado, noviembre 30, 2024
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La retirada táctica de Mursi

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Todos los tertulianos cuya credibilidad pendía de un hilo a consecuencia de su exageración sin críticas de los levantamientos de la «Primavera Árabe» pueden respirar aliviados: el presidente egipcio de la Hermandad Musulmana Mohammed Mursi, según Fox News, «ha accedido a renunciar a los poderes casi absolutos que se había adjudicado». ¡Qué alivio! ¡La democracia egipcia está salvada! ¡La «Primavera Árabe» consistía realmente en democracia y pluralismo después de todo, y esto lo demuestra! ¡Ahora todo va a ir bien! ¿No?

La ley islámica es mucho más compatible con la dictadura que con el gobierno representativo

En realidad no. Como sabe todo hijo de vecino, aparte del responsable de Inteligencia de Barack Obama, James «No-me-entero» Clapper, la Hermandad Musulmana se consagra a imponer la ley islámica en Egipto y en todo el mundo. Y como demuestran los dos principales estados con la ley islámica en el mundo actual, Irán y Arabia Saudí, que son regímenes autoritarios con trayectorias igual de nefastas en materia de derechos humanos, la ley islámica es mucho más compatible con la dictadura que con el gobierno representativo.

Eso hace probable que aunque Mursi haya tenido que bajarse de la burra por el momento, no haya renunciado a su objetivo ni cambiado sus intenciones: convertir Egipto en un estado gobernado por la ley islámica en el seno del cual nadie es libre de hacer nada aparte de servir a Alá.

El imán Faisal Abdul Rauf, antiguo responsable del conocido (y fracasado) proyecto de la mezquita de la Zona Cero, piensa sin embargo lo contrario. Hace poco escribía en el Daily Beast: «El presidente egipcio Mohamed Mursi llegó al poder al frente de la Hermandad Musulmana con la promesa de crear un gobierno basado en la ley islámica, la sharia. Así que es irónico que al concederse poderes sin límite, incluyendo la inmunidad de sus decisiones frente a un tribunal, haya vulnerado uno de los principios fundamentales de la ley islámica: nadie está por encima de la ley».

Rauf decía que «durante los seis últimos años, he trabajado con algunos de los principales académicos musulmanes para crear un índice de ley islámica que determina el aspecto de un estado islámico auténtico apoyado en la tradición». ¿La conclusión? «La mayoría de nuestros eruditos concluyen que una democracia representativa, que determina la voluntad colectiva del pueblo, es el mejor método contemporáneo de cumplir la voluntad de Alá«.

Una democracia representativa, que determina la voluntad colectiva del pueblo, es la mejor expresión de un gobierno con la ley islámica

Como con tantas otras cosas, Rauf no está siendo honesto. La principal prueba es histórica: los eruditos de Rauf concluyen supuestamente que «una democracia representativa, que determina la voluntad colectiva del pueblo» es la mejor expresión de un gobierno con la ley islámica, y aun así, nunca en la historia del islam, desde sus principios hasta la actualidad, un estado con la ley islámica ha sido una democracia representativa. Desde el final de la Primera Guerra Mundial, Turquía ha sido lo más parecido a una democracia representativa que ha conocido el mundo musulmán, pero sólo porque, bajo el gobierno de Kemal Ataturk, rechazó de forma decisiva y explícita la ley islámica en favor de un modelo de gobierno occidental.

¿Se trata de mala suerte, de alguna coincidencia, o de alguna combinación de malas influencias (¡los sionistas!) que habrían impedido que los estados musulmanes hayan conocido democracias representativas? ¿O no lo han hecho porque la propia ley islámica tiende al autoritarismo? Desde luego Mahoma aconsejaba lo que parece ser una obediencia ciega a los dictadores: «Hay que escuchar y obedecer a tu gobernante incluso si se trata de un esclavo etíope (negro) cuya cabeza parece un grano de uva» (Bujari 9.89.256). Tampoco hay constancia de que la comunidad musulmana original montara alguna clase de gobierno representativo o sistema electoral — y dado que Mahoma era el modelo de emulación de los musulmanes (Corán 33:21), hablamos de un punto clave.

Rauf no dice nada de igual forma acerca del hecho de que la ley islámica, de una forma sistemática e integral, niegue la igualdad de derechos con respecto a la mujer o con respecto a los no musulmanes. Cualquier cosa que se parezca a una «democracia representativa» y que respete los pilares clásicos de la ley islámica limita la voz de ambos colectivos dentro del Estado, y por tanto mina la posibilidad de una democracia representativa desde el principio. Que los musulmanes puedan estar de acuerdo o ser consultados en alguna medida o jugar algún papel de supervisión a la hora de garantizar el respeto a la ley islámica por parte del gobernante no representa una democracia representativa.

Tampoco hay constancia de que la comunidad musulmana original montara alguna clase de gobierno representativo o sistema electoral

Por supuesto, el imán se ha forjado una carrera a base de engañar a las audiencias norteamericanas y europeas para que crean que la ley islámica es algo benigno y totalmente compatible con los principios occidentales de los derechos humanos y las libertades. Las decenas de miles de personas que vienen manifestándose contra la extralimitación de Mursi en Egipto tienen otra opinión; saben que sus tentativas de destruir los últimos vestigios de gobierno representativo en Egipto van de la mano con la obediencia a la ley islámica, o en palabras de la Hermandad Musulmana, a Alá y sus objetivos; al Corán como ley, al Profeta como líder, a la guerra santa como camino y a la muerte por Alá como la más elevada de las aspiraciones.

Y también deben entender, aunque la Hermandad y Mursi intenten enfriar las cosas en Egipto ahora, que él no ha renunciado a sus aspiraciones autoritarias y que volverá a apropiarse de poderes dictatoriales en cuanto le parezca que puede salir impune. Hacer lo contrario sería abandonar su objetivo de imponer la ley islámica en Egipto; y es algo que sus rivales saben que desde luego no va a hacer, por mucho que ceda a la realidad actual y que reconozca de forma tácita que podría llevar algún tiempo más del originalmente planeado.

Pero la Hermandad Musulmana lleva desde 1928 esperando este momento. Saben ser pacientes.

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