Las autoridades saudíes han ejecutado a los siete presos que habían sido condenados a muerte por un robo a mano armada en el sureste de Arabia Saudí, a pesar de todos los llamamientos internacionales de clemencia, tanto de la ONU como de las principales organizaciones de Derechos Humanos, y de que algunos de ellos eran probablemente menores de edad cuando se cometió el delito, según han informado los medios estatales.
Los siete hombres, de la provincia de Asir (sureste), habían sido condenados a muerte por un asalto a mano armado contra una joyería cometido en 2006, y sus ejecuciones, previstas inicialmente para el pasado 5 de marzo, fueron aplazadas en una semana por el príncipe Faisal bin Jaled, gobernador de Asir, supuestamente para la revisión del caso. Finalmente han sido fusilados este miércoles, según activistas saudíes de Derechos Humanos.
Según los datos de Amnistía Internacional (AI), al menos dos de los condenados probablemente eran menores de edad en el momento de cometer el presunto delito.
Los relatores de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, tortura y detenciones arbitrarias habían pedido ayer martes a las autoridades de Arabia Saudí que detuvieran las ejecuciones, por considerar que las condenas fueron dictadas tras «juicios injustos» con cargos «inventados».
Según AI, los amigos y familiares de los siete hombres aseguraron el pasado 5 de marzo que se les había obligado a confesar crímenes con los que nada tenían que ver y que la investigación había estado «plagada de violaciones que distorsionaron el juicio». Aparte, durante el juicio al que fueron sometidos no tuvieron asistencia letrada y se les negó el derecho de apelar la sentencia, ha denunciado Amnistía.
Los propios condenados, según las organizaciones de Derechos Humanos, se habían retractado de sus primeras confesiones y habían denunciado que habían sido obtenidas mediante torturas. Las autoridades saudíes han negado el uso de estas prácticas.
El relator de la ONU sobre la Tortura, Juan Méndez, expresó ayer martes su preocupación por las informaciones que apuntan que los acusados habían sido «objeto de tortura y otros malos tratos durante su arresto» y se habían visto «obligados a firmar las confesiones».
Dos ejecuciones por semana
Esta caso ha vuelto a sembrar dudas sobre el sistema judicial saudí, basado en la ley islámica o ‘sharia’. Según Amnistía Internacional, Arabia Saudí cuenta con uno de los índices de ejecuciones más altos del mundo y en lo que se lleva de año el ritmo está siendo de casi dos por semana.
Al menos 17 personas han sido ejecutadas en 2013, ocho por delitos relacionados con las drogas. Otras ocho personas tenían ciudadanía extranjera, entre ellas Rizana Nafeek, una empleada doméstica ceilandesa que no tenía más que 17 años en el momento de su presunto delito.
En 2011 fueron ejecutadas al menos 82 personas, y en 2012 la cifra fue similar: más del triple de la cifra de 2010, año en que se ejecutó al menos a 27 personas. Arabia Saudí aplica la pena de muerte para una amplia gama de delitos, entre ellos el tráfico de drogas, la apostasía, la brujería y la hechicería, según AI.