Corea del Norte ha advertido este viernes a Japón de que Tokio sería su primer objetivo en caso de una guerra en la Península de Corea si el Gobierno nipón mantiene su postura hostil respecto al régimen norcoreano.
A través de un comentario publicado en la agencia oficial KCNA, recogido a su vez por la agencia surcoreana Yonhap, Pyongyang ha arremetido contra las órdenes de Tokio de destruir cualquier misil que se dirija hacia Japón, amenazando con que acciones de este tipo tendrían como resultado un ataque nuclear contra este país.
Japón ha desplegado su sistema de defensa antimisiles Patriot y ha enviado destructores Aegis con los últimos misiles SM-3 Standard al mar Oriental para hacer frente a una eventual amenaza por parte de corea del Norte.
Según KCNA, Japón, siguiendo las políticas antinorcoreanas fijadas por Estados Unidos, ha estado reforzando su capacidad militar para sentar las bases para una nueva invasión de la Península de Corea o posicionarse para beneficiarse de un futuro conflicto.
De acuerdo con la agencia oficial norcoreana, Japón, que colonizó la península durante 36 años en la primera mitad del siglo XX, se aprovechó de actuar como base logística para Estados Unidos durante la Guerra de Corea (1950-53).
Así las cosas, el régimen norcoreano ha acusado a Tokio de estar preparándose para otra guerra y le ha advertido de que debería desistir de ello, sobre todo si lo hace en la creencia de que estará protegido por Estados Unidos.
«Pyongyang nunca ha olvidado las acciones pasadas de Japón y aquellos que esperan aprovecharse de otra guerra deberían estar preparados para un intenso final nuclear», ha prevenido el órgano portavoz del régimen norcoreano.
«Estado de guerra«
En las últimas semanas, el Gobierno de Kim Jong Un ha declarado el «estado de guerra» en la península coreana y ha amenazado con atacar las bases militares que Estados Unidos posee en las islas de Hawai y Guam y en Japón.
En este sentido, ya ha notificado «formalmente» a la Casa Blanca que ha «ratificado» el posible lanzamiento de un ataque «sin compasión» contra objetivos estadounidenses, incluido un «ataque nuclear diversificado».
El régimen comunista ha atribuido todas estas medidas a las amenazas proferidas por Corea del Sur y Estados Unidos, con las que «han rebasado los límites», pasando de «la fase de la amenaza y el chantaje a la temeraria fase de guerra actual».