Estados Unidos ha instado a Corea del Norte a amnistiar y liberar a Bae Joon Ho, el turista coreano-estadounidense que el pasado jueves fue condenado a 15 años de trabajos forzados por intentar desestabilizar el régimen comunista.
«No hay mayor prioridad ahora para nosotros que el bienestar y la seguridad de los ciudadanos estadounidenses en el extranjero, por lo que instamos a las autoridades norcoreanas a amnistiar y liberar inmediatamente al señor Bae», ha dicho el portavoz del Departamento de Estado, Patrick Ventrell, en la rueda de prensa diaria.
Ventrell ha argumentado que debería ser amnistiado por «la falta de transparencia y del debido proceso en el sistema judicial norcoreano», subrayando que ello «es motivo de preocupación para Estados Unidos desde tiempo inmemoriales».
Interrogado sobre si Estados Unidos considera que Bae es un preso político, el portavoz gubernamental ha indicado que, de momento, carecen de la información suficiente para aseverarlo, porque las autoridades suizas –representantes de los intereses estadounidenses en Pyongyang– no acudieron al juicio.
Ventrell ha descartado adoptar medidas al respecto, más allá del llamamiento a la amnistía y a la liberación, aunque ha reconocido que el ex presidente Jimmy Carter ha ofrecido al secretario de Estado, John Kerry, viajar a Corea del Norte para solucionar el caso.
«Sé que el secretario Kerry y que el ex presidente Carter han estado en contacto, pero no tengo ningún detalle que aportar», ha indicado, a preguntas de los periodistas.
Estadounidenses detenidos
Bae, de 44 años de edad, fue detenido el pasado mes de noviembre, cuando visitaba, junto a otros cuatro turistas, la ciudad de Rajin, ubicada en el noreste de Corea del Norte, en el marco de un viaje de cinco días.
La agencia de noticias KCNA aseveró el pasado sábado que Bae había admitido haber cometido «crímenes con el objetivo de derrocar la República Popular Democrática de Corea» y apuntó que «estos crímenes han quedado probados por la evidencia».
En los últimos años, varios ciudadanos estadounidenses de ascendencia coreana han tenido problemas con las autoridades norcoreanas. En 2009, el misionero Robert Park fue detenido y torturado por protestar por las violaciones a los Derechos Humanos por parte del régimen comunista.
Ese año, el ex presidente Bill Clinton viajó a Pyongyang para conseguir la liberación de dos periodistas estadounidenses que habían entrado ilegalmente a Corea del Norte. Ambos fueron condenados a doce años de trabajos forzados por cruzar ilegalmente la frontera y «cometer actos hostiles».