El exministro y candidato independiente Petro Poroshenko es favorito indiscutible para obtener el triunfo en las elecciones presidenciales que se celebran este domingo en una Ucrania disminuida tras la pérdida de Crimea, Lugansk y Donetsk a manos de Rusia o separatistas prorrusos.
Incluso la «predilección popular» está bajo sospecha. Solo un 4,4 por ciento de los ucranianos cree que Poroshenko, de 48 años, es un hombre «honesto», según una encuesta realizada el pasado mes de abril por cuatro institutos sociológicos ucranianos. Pero la población le reconoce su pundonor durante las protestas de Euromaidan que acabaron con el Gobierno del ex presidente Viktor Yanukovich: de los candidatos en liza, solo Poroshenko se negó a firmar un acuerdo de negociación pactado con el antiguo jefe de Estado en contra de los deseos de los manifestantes.
El acuerdo no sirvió de nada. Yanukovich se marchó a Rusia un día después, el 22 de febrero, sin estampar su firma en los textos, iniciando la cadena de acontecimientos que ha culminado en la situación actual. Durante estos meses Poroshenko, de por sí considerado una víctima del Kremlin por el acoso sufrido el pasado verano por su marca de dulces Roshen –Moscú se apropió de una de sus fábricas en Rusia–, ha ido incrementando su popularidad a ojos vista.
El pasado mes de marzo, el campeón del mundo de boxeo y político opositor Vitali Klitschko, uno de los rostros más visibles de las protestas, anunció su retirada de la candidatura para dar su apoyo a Poroshenko, en lo que se consideró el golpe de efecto definitivo para garantizar el triunfo del llamado 'Rey del Chocolate' (aunque es diabético); un hombre considerado inteligente y capaz, conocedor de los mecanismos de la política ucraniana desde hace dos décadas, y criticado por sus rivales por su presunto enriquecimiento durante su mandato como ministro de Desarrollo Económico a las órdenes del propio Yanukovich.
Más de la mitad de las oficinas electorales en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk han sido parcial o completamente bloqueadas por los separatistas prorrusos, que este jueves han capturado dos instalaciones en la ciudad de Horliva, según la Comisión Electoral Central.
Hasta la tarde de este jueves, los rebeldes habían tomado 18 de 34 comisiones, lo que dificulta la celebración de los comicios presidenciales previstos para el próximo domingo, 25 de mayo.
Los separatistas que han tomado los centros de Horliva han robado ordenadores y material de oficina y han tratado de obtener un sello oficial, en unos asaltos que mantienen bloqueados los trabajos de las dos comisiones, informa la agencia ucraniana Interfax.
En el marco de la confusión en que viven sumidas Donetsk y Lugansk, este jueves también se ha conocido el robo de 15 vehículos del mayor banco privado de Ucrania, el Privat Bank. De hecho, la entidad ha advertido de que ninguno de sus furgones opera en esas regiones y ha apuntado que «es posible que estos vehículos sean utilizados por organizaciones terroristas».
40 Puntos de ventaja
Tres sondeos dan a Poroshenko entre el 45 y el 55 por ciento de los votos de este domingo. De media, saca hasta 40 puntos de ventaja a su rival más inmediata, la ex primera ministra Yulia Timoshenko (10-15 por ciento), según los estudios de los institutos sociológicos KISS, Razumkov y SOCIS recogidos por el 'Kiev Post'. Los otros dos candidatos con posibilidades, el ex ministro de Defensa Anatoli Gritsenko y el diputado Sergi Tigipko, están prácticamente descartados para la segunda vuelta, que solo tendría lugar si Poroshenko no alcanza el 50 por ciento más un voto necesario.
Si los sondeos se cumplen, Poroshenko se convertirá el próximo 9 de junio en el quinto presidente de Ucrania en sustitución de su predecesor en funciones, Oleksander Turchinov. La segunda vuelta, en caso de que finalmente se celebrara, tendrá lugar el 15 de junio.
Poroshenko ya ha dado varias indicaciones de sus propósitos inmediatos. El primero de ellos es profundizar en la integración europea, comenzando por una iniciativa para eliminar el visado a los ucranianos en su desplazamiento por la Unión Europea y terminando por la firma del acuerdo de integración económico con la Unión Europea –el político fue firmado el 21 de marzo–, que tendría lugar en algún momento del mes que viene, para cerrar el proceso que quedó en el limbo tras el rechazo que el ex presidente Yanukovich declaró el año pasado, y que detonó las protestas en Kiev.
A continuación, Poroshenko ha declarado su intención de establecer un Ministerio para los Asuntos de Crimea, en un intento de «coordinar las acciones necesarias para garantizar el retorno de la península» escindida, junto a una iniciativa legal para combatir las acciones de Rusia en los tribunales internacionales.
Poroshenko ya ha anunciado que mantendrá en el cargo al actual primer ministro en funciones, Arseni Yatseniuk y al viceprimer ministro para la Reforma Regional, Volodimir Groysman. Sin embargo, el resto del Ejecutivo será objeto de una remodelación radical. Uno de los nombramientos más importantes será el del viceprimer ministro que se responsabilizará de la puesta en marcha del acuerdo auspiciado por la Unión Europea, que Yanukovich estaba negociando en el momento de abandonar el país, y que contempla una serie de enmiendas constitucionales para garantizar la división de poderes en la antigua república soviética.
Apoyo de Occidente, negativa rusa
Las elecciones, que se desarrollarán bajo la supervisión de más de mil observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), cuentan con el respaldo de las potencias occidentales. No así de Rusia cuyo presidente Vladimir Putin, ya ha manifestado que será «difícil» mantener relaciones diplomáticas con las nuevas autoridades.
El embajador de Estados Unidos ante la OSCE, Daniel B. Baer, ha afirmado que Ucrania está ya preparada, «emocional» y técnicamente, para celebrar las elecciones «más justas y libres» desde su independencia de la Unión Soviética. El representante norteamericano ha dicho que, pese a los «desafíos», la votación representa un punto de inflexión para avanzar «juntos» y alcanzar «un tiempo mejor».
La canciller de Alemania, Angela Merkel, solicitó este viernes al Gobierno ruso que acepte el veredicto que emita la OSCE sobre las elecciones presidenciales que se celebrarán el domingo en Ucrania.
«Espero que Rusia respete el veredicto de la OSCE, que será sin duda objetivo; después de todo, pertenece también a la organización», ha dicho, según una entrevista que será publicada durante la jornada por el diario alemán 'Saarbruecker Zeitung'.
Putin, no obstante, ha expresado en numerosas ocasiones su desconfianza sobre este proceso. El mandatario ruso ha subrayado esta semana que sería «más limpio desde un punto de vista legal» que, en primer lugar, Ucrania reformase su Constitución. En este sentido, ha abogado por la convocatoria de un referéndum que contemple «todas las cuestiones básicas» y, una vez dado este paso, «elegir presidente y Parlamento sobre la base de la Constitución».
«Lo que es importante no son las elecciones en sí mismas, sino entablar relaciones con todas las regiones de Ucrania, para que todas las personas se sientan ciudadanas sin importar donde vivan», ha añadido, en un alegato en defensa de los derechos de la minoría rusófona. «Trataremos la elección del pueblo ucraniano con respeto», ha afirmado durante el Foro Económico Internacional en San Petersburgo.