Las tribus indígenas brasileñas tampoco están a favor del Mundial y se manifestaron en la capital. Estas protestas acabaron en enfrentamiento entre la policía y los manifestantes.
Río ha sido blanco de gran parte de las mismas críticas que se han realizado contra los preparativos para la Copa del Mundo en los últimos meses. En defensa de Brasil, Fernandes sugirió que algunas zonas del mundo desarrollado tenían prejuicios contra las naciones en desarrollo.
«No diría que hay una campaña mediática contra Brasil (…) Diría que hay en un sector general de la sociedad que tiene prejuicios contra la capacidad de los países en desarrollo de ofrecer este tipo de eventos», manifestó Fernandes. «Sólo podemos responder a los prejuicios con éxito. Estamos seguros de que Brasil sorprenderá al mundo con un exitoso evento», agregó.
Fernandes restó además importancia a las perspectivas de que se produzcan nuevos disturbios durante el torneo y garantizó la seguridad para los cerca de 600.000 aficionados extranjeros y tres millones de brasileños que se espera que viajen a ver los 64 partidos.
Millones de brasileños salieron a las calles durante la Copa Confederaciones del año pasado para protestar por los aumentos en las tarifas de autobús y lo que consideran como una inversión insuficiente en servicios públicos como la salud, la vivienda y la educación.
Una nueva ola de protestas y huelgas ha sacudido al gigante sudamericano durante las últimas semanas. «Tenemos que tener una política democrática que garantice los derechos de las personas a realizar manifestaciones pacíficas (…) pero al mismo tiempo, garantizar las condiciones necesarias para la seguridad del evento», finalizó.