Al menos 70 personas han muerto este viernes después de que una milicia chií haya abierto fuego dentro de una mezquita suní en la provincia de Diyala, en el este del país, según un nuevo balance confirmado por un portavoz de la morgue.
El baño de sangre marca un revés para el primer ministro designado, Haider al-Abadi, perteneciente a la comunidad mayoritaria chií, que busca el respaldo de los suníes y los kurdos para combatir la insurgencia del Estado Islámico, que amenaza con dividir a Irak.
AI insta a Irak a una investigación
Amnistía Internacional ha instado a las autoridades iraquíes a investigar de manera justa la «masacre» que ha tenido lugar en la mezquita suní.
El director adjunto de AI para Oriente Próximo y Norte de África, Said Boumedouha, ha dicho que las autoridades iraquíes «deben llevar a cabo una investigación urgente e independiente sobre esta masacre y llevar a los responsables ante la justicia».
«Una vez más, los civiles en Irak están llevándose la peor parte del conflicto. Todas las partes en el conflicto deben hacer más para asegurar que están protegidos», ha reclamado.
Algunos informes han asegurado que las milicias chiíes son las responsables del ataque, mientras que el Ejército iraquí asegura que el grupo suní Estado Islámico –antes conocido como Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS)– es el responsable.