El Gobierno estadounidense ha deportado a un número récord de 438.421 inmigrantes ilegales en 2013, con lo que son ya más de dos millones los afectados desde que el presidente Barack Obama asumiera el cargo en 2009, según un informe del Departamento de Seguridad Nacional.
Hay que precisar que, en Estados Unidos, «deportaciones» (o «devoluciones») es el término empleado por las autoridades norteamericanas para englobar tanto a los inmigrantes expulsados de territorio estadounidense tras ser detenidos por su situación irregular como a los que se les impide directamente la entrada en el país.
Dicho esto, del total de deportaciones, un porcentaje también récord 83 por ciento (unas 363.000) tuvieron lugar sin una vista ante un juez. En su lugar, la expulsión fue decidida por una orden emitida por un agente de la ley o por la vigencia de una orden previa de deportación.
El mayor crecimiento registrado entre estas devoluciones tiene lugar entre los deportados por motivos diferentes a la comisión de un delito, es decir, «sin papeles» que no tienen antecedentes criminales ni han proclamado falsamente su ciudadanía ni han intentado entrar de nuevo en el país tras una expulsión previa. Unos 240.000 inmigrantes pertenecientes a este grupo han sido deportados en 2013 frente a 218.000 en 2012.
Las deportaciones de delincuentes suman unas 198.000, un levísimo descenso respecto de las 200.000 registradas en 2012. El motivo principal citado es el incumplimiento de las normas de inmigración. La segunda causa de expulsión es el narcotráfico (unos 30.600 deportados respecto de los 42.600 de 2012).
Por último, se detecta un cambio demográfico y geográfico en los patrones migratorios durante los dos últimos años. Cada vez son más los inmigrantes deportados que proceden de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador suman unos 104.000 inmigrantes frente a los 70.000 de 2011, en una tendencia claramente ascendente que contrasta con la relativa estabilidad, según el informe, registrada en las cifras del que sigue siendo con diferencia el principal grupo de deportados, los mexicanos (314.000 en 2014 por 303.000 en 2012). Además, son más los menores sin acompañante que intentan cruzar la frontera.
Obama ante los hispanos
Los datos de este informe han dominado la comparecencia de ayer del presidente Obama ante los congresistas del Caucus hispano, uno de los sectores más críticos con su política migratoria.
Obama, en este sentido, ha reiterado su promesa de que modificará 'motu proprio' la legislación una vez terminen las elecciones legislativas de noviembre de 2014 para contentar a determinados grupos de presión que, conocedores de que ha expulsado en cinco años a tantos inmigrantes como su predecesor, George W. Bush, en ocho, llaman al actual inquilino de la Casa Blanca el «deportador en jefe».
«Sé que hay una profunda frustración en muchas comunidades de todo el país en este momento, y yo entiendo esta frustración porque la comparto», ha dicho el mandatario estadounidense durante este acto, que ha tenido luchar en la ciudad de Washington.
«Si alguien quiere saber de qué lado estoy o si quiere saber si quiero meterme en esta pelea, déjenme que acabe con ese tipo de preguntas ahora mismo: No voy a rendirme en esta pelea hasta que se consiga», ha sentenciado Obama.