lunes, septiembre 23, 2024
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Los demás importan

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“Los demás importan”. La frase que da título a este artículo se atribuye a Chris Peterson, investigador pionero en Psicología Positiva, como respuesta al reto de definir esta nueva corriente psicológica en dos palabras. La Psicología Positiva, que surge en torno al año 1998, tiene como objetivo fundamental el estudio del funcionamiento humano óptimo, siendo uno de sus desarrollos teóricos más relevantes la localización y descripción de las fortalezas personales, que todas las personas poseemos para afrontar los retos y dificultades de la vida cotidiana, generar sensaciones de disfrute,  experimentar emociones positivas y conseguir nuestros objetivos vitales. En definitiva, para conseguir mayor nivel de bienestar; para sentirnos más felices.

Pero esta felicidad no puede ni debe ser completa si sólo se circunscribe a nuestro círculo más cercano, si en alguna forma consentimos que millones de personas sufran cada día condiciones de pobreza, miseria, exclusión social, violencia, desigualdad y un largo etcétera de situaciones y circunstancias que atentan de forma directa contra la condición humana. Y hoy, en el Día Internacional del Hambre (una efemérides que no debería de existir y cuyo mejor y único destino sólo puede ser la desaparición), debemos tener especialmente presente la realidad de 840 millones de personas que lo único que poseen es hambre, 840 millones de seres humanos cuyo único error vital ha sido nacer en la zona equivocada.

 

  • Consentimos que millones de personas sufran cada día condiciones de pobreza, miseria, exclusión social, violencia, desigualdad y un largo etcétera de situaciones que atentan contra la condición humana

 

A pesar de los esfuerzos de organismos y programas internacionales, ese drama se mantiene aún presente seguramente porque, como plantea la periodista Paloma Rosado, la humanidad tiene aún pendiente “la revolución de la fraternidad”, la construcción de una sociedad en la que todos los seres humanos nos sintamos miembros de una única comunidad y “la solidaridad, el altruismo y la generosidad sean los caminos más directos para conseguir la felicidad”.

Pero para construir esa revolución quizás no sea suficiente sólo con la empatía y el amor. Posiblemente necesitemos la ayuda de todas nuestras fortalezas personales para conseguir ese objetivo tan ambicioso.

Te invitamos a dar el primer paso en ese camino, a iniciar el conocimiento y la práctica de algunas de esas capacidades y la forma en que pueden serte útiles:

El Optimismo que nos impulsa a esperar cosas buenas y a confiar en que, con el compromiso y el esfuerzo de muchos, ese reto puede ser superado.

La Inteligencia social nos ayuda a entender las emociones de los demás y conectar con su sufrimiento cuando diariamente observamos en los medios de comunicación imágenes de personas desnutridas, aunque desde la Honestidad entendamos que puede resultar un ejercicio de empatía poco coherente cuando lo realizamos desde la comodidad y seguridad de nuestro hogar sentados ante una mesa cubierta de alimentos.

La Ciudadanía expresada a través de una conciencia clara de responsabilidad social, que no rehúya el compromiso personal ocultándose bajo el manto difuso y “anestesiante” de la colectividad, y asumiendo que cada uno de nosotros somos en alguna medida responsables de la acción de nuestros gobernantes.

La Perspectiva o Sabiduría que mostró José Mujica cuando, tan lúcidamente, expresó su convicción de que “no tenemos futuro como especie si no somos capaces de resolver el problema del hambre”.

El Liderazgo en el cambio y la evolución de los grupos sociales a los que pertenecemos (familia, comunidad, asociaciones, pueblos, regiones, países) y la Valentía para tomar decisiones que favorezcan a otros aunque a la vez puedan comprometer nuestra seguridad y tranquilidad personales.

El Autocontrol que nos permite dominar nuestros impulsos y adoptar hábitos de consumo mucho más justos y sostenibles.

La Espiritualidad, que nos abre la puerta al camino de la conexión con lo que realmente somos, y desde ahí poder proyectar nuestro Amor por cada ser humano.

Estas son sólo algunas de tus fortalezas personales; tienes muchas más  y cuentas con todas ellas para transformar en la medida de tus posibilidades la forma en la que vives y el mundo que te rodea.

Lo único que falta es tu decisión, ¿qué estás dispuesto a hacer por los demás?

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