Barack Obama todas las semanas hace un discurso y por segunda vez consecutiva se lo ha dedicado al ébola, debido a la alarma social creada por el cuarto contagiado en territorio estadounidense, Craig Spencer. Éste presentaba «fiebre y síntomas gastrointestinales» cuando fue ingresado.
Spencer llegó a Estados Unidos el 14 de octubre procedente de Guinea. El propio enfermo se había puesto en aislamiento tras presentar los primeros síntomas y, después de avisar a los equipos de emergencia, fue trasladado al Bellevue Hospital, que cuenta con unidades especializadas en caso de ébola.
Obama ha querido dejar claro que “tenemos que ceñirnos a los hechos, no al miedo”. «Ayer, los neoyorquinos nos mostraron el camino a seguir. Hicieron lo que hacen todos los días: subirse a autobuses, viajar en metro, abarrotar los ascensores, reunirse en los parques…», ha explicado.
Está muy satisfecho de las actuaciones de las autoridades neoyorquinas, puesto que las medidas de seguridad se han ampliado y mejorado la formación de los médicos en contagio con los posibles afectados por la enfermedad.
«Hemos estado examinando los protocolos para proteger a nuestros valientes trabajadores sanitarios y, guiados por la ciencia, seguiremos trabajando con las autoridades estatales y locales para adoptar las medidas necesarias para garantizar la seguridad y salud del pueblo americano», ha apuntado.
Además, el viernes fue dada de alta Nina Pham, la enfermera contagiada en Dallas por reconocerse que no tenía carga viral, así como su perro. El presidente de los Estados Unidos aprovechó esta ocasión para concienciar a la población de que no hay que alarmarse, y lo hizo con un abrazo a Pham. Un simple gesto que dejaba claro que no hay peligro de contagiarse con un abrazo y menos si la enfermera ha sido dada de alta.
«Es importante recordar que los siete estadounidenses que han sido tratados por ébola hasta el momento -los cinco que lo contrajeron en África occidental y las dos enfermeras de Dallas-, todos ellos, han sobrevivido», ha destacado Obama.