martes, noviembre 26, 2024
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EEUU renueva el Congreso, un tercio del Senado y 36 gobernadores

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Las elecciones legislativas de este martes en Estados Unidos arrojarán un índice de participación que se situará en torno al 40 por ciento de los adultos en edad de votar, un porcentaje en línea con el registrado en las 'Midterms' de los últimos 60 años, según el Centro para el Voto y la Democracia. No son precisamente unas elecciones presidenciales que dinamicen a la masa del electorado pero tampoco tienen un carácter testimonial –hay elecciones locales donde el índice de participación ha alcanzado a duras penas el 5 por ciento–.

A ello hay que sumar que, en el caso particular de 2014, el ciclo de noticias electorales ha quedado enterrado en la crisis del ébola y la intervención de Estados Unidos contra Estado Islámico. Así, solo un 22 por ciento de los encuestados por el Pew Research Center ha seguido de cerca las noticias sobre los comicios. Un 39 por ciento no lo ha hecho en absoluto.

Resulta interesante, no obstante, apreciar el perfil del 60 por ciento que no pisará un colegio electoral el día de los comicios: varón, joven, perteneciente a una minoría étnica, políticamente no afiliado, que sin embargo comparte con el votante su desencanto con la labor del Gobierno pero está más interesado en cuestiones sociales como la ayuda a los pobres por el motivo de que sus ingresos medios se encuentran en la parte baja del escalafón: menos de 30.000 dólares –unos 25.000 euros– al año.

A los aspectos antes mencionados hay que sumar que la mayor parte de los absentistas, si bien no son necesariamente afines, sí se muestran ligeramente favorables a las ideas del Partido Demócrata, actual mayoría en el Senado.

Para alentar al voto, los partidos deben atraer la atención de un sector absentista que es radicalmente distinto al votante tradicional, distinguido en la figura mujer, raza blanca, mayor de 50 años y clase media-alta.

Un tercio de los absentistas tiene menos de 30 años y la mayoría menos de 50. Un 43 por ciento son hispanos, negros o asiáticos, casi la mitad gana menos de 25.000 euros y la mayoría no ha recibido educación superior. Son diferencias vistas en otros comicios pero que en 2014 han alcanzado una especial prominencia, especialmente cuando se habla del abismo económico que separa a votantes de no votantes.

Solo un 52 por ciento de los absentistas tiene tarjeta de crédito y solo un 37 por ciento tiene un plan de jubilación. La mayoría tiene seguro médico (76%) pero en porcentajes mucho menores que los votantes (83%), y casi la mitad ha tenido problemas para pagar facturas.

Se vota el Congreso, un tercio del Senado y 36 gobernadores

Según informa la embajada de Estados Unidos en Madrid, las elecciones de mitad de término, así llamadas porque se realizan en los años pares en la mitad de un mandato presidencial, deciden qué partido político controlará las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos durante los dos años siguientes.

Tal como en las elecciones generales, en las cuales la competencia por la presidencia de la nación se decide en las urnas, el día de la votación es el martes después del primer lunes de noviembre. En la mayoría de los estados, los ciudadanos también tienen la opción de votar por anticipado, ya sea en persona, por correo, o por Internet.

En las elecciones de mitad de término se decide quién ocupará cada uno de los 435 escaños de la Cámara de Diputados, tal como lo ha expresado la voluntad popular en las urnas. Simultáneamente se elige aproximadamente un tercio del Senado, si bien ese número puede variar porque los senadores a veces se retiran o fallecen en la mitad de su término.

No es inusual que las elecciones nacionales resulten en un gobierno “dividido” en Washington, con uno de los partidos políticos en control de la Casa Blanca y el otro en control de una o ambas cámaras del Congreso. «Tal situación puede hacer más difícil la aprobación de las leyes pero, por el contrario, puede forzar mayor consenso a fin de evitar el estancamiento político», señalan desde la embajada.

«Los estadounidenses parecen muy conformes con los gobiernos divididos tal vez porque desconfían de otorgar poderes demasiado amplios al gobierno federal», añaden. Desde 1968, sólo durante la presidencia de Jimmy Carter y los dos primeros años de la presidencia de Bill Clinton, el mismo partido ha controlado el poder ejecutivo y el legislativo.

La concurrencia a las urnas en las elecciones de mitad de término tiende a ser menor que en las elecciones generales.

Los “independientes” — votantes no afiliados ni al partido Demócrata ni al Republicano — son un creciente componente del electorado, pero la lealtad partidaria no motiva a esos votantes, y estos tienden a estar menos influenciados por los esfuerzos de los partidos para conseguir que “todos salgan a votar“.

También, el crecimiento del “Tea Party”, que está a favor de limitar el poder del gobierno y reducir los gastos, podría crear un cisma en el partido Republicano en algunos distritos. Datos sobre elecciones recientes parecen indicar que una lucha encarnizada en las primarias descorazona a los votantes que apoyaban a los candidatos perdedores, y los impulsa a no salir a votar.

Las elecciones de mitad de término también padecen de la llamada “brecha en el entusiasmo”. El gran interés de los votantes en las elecciones presidenciales no se prolonga hasta las elecciones de mitad de término.

Las elecciones al Congreso constituyen una pequeña fracción del número total de puestos políticos que se cubrirán en una elección de mitad de término.

A nivel estatal, los votantes eligen 36 gobernadores y cientos de legisladores estatales. Los votantes también seleccionan cargos locales, tales como los ejecutivos de los condados, alcaldes y miembros de los concejos municipales. En muchas jurisdicciones se eligen también fiscales generales, tesoreros, contralores e incluso jueces.

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