Representantes de los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos han comenzado este miércoles una nueva ronda de conversaciones migratorias que precede al encuentro que tendrá lugar el jueves para avanzar en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países, rotas desde hace medio siglo.
En una escueta nota, el Ministerio de Exteriores cubano ha confirmado el inicio en La Habana de «la vigésimo octava ronda de conversaciones migratorias entre Cuba y Estados de Unidos».
Por parte norteamericana, encabeza la delegación el subsecretario adjunto de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Edward Alex Lee, mientras que Cuba está representada por la directora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores.
«Este encuentro será un espacio para evaluar la marcha de los acuerdos migratorios y las acciones emprendidas por ambas partes para enfrentar la emigración ilegal y el tráfico de emigrantes, entre otros temas», había adelantado el Gobierno de Raúl Castro.
Ya el jueves, tendrá lugar la primera reunión entre las dos partes sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, dentro del acercamiento anunciado en diciembre por Barack Obama y Raúl Castro.
Estados Unidos aumentará el nivel de su delegación con la presencia de la secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, que en los próximos días también se verá con representantes de la sociedad civil de la isla.
Acuerdo histórico
El pasado 17 de diciembre, Obama y Castro comparecieron ante el mundo en discursos casi simultáneos para anunciar que por primera vez en más de cinco décadas Estados Unidos y Cuba habían llegado a un acuerdo para iniciar el deshielo de las relaciones bilaterales.
El Gobierno cubano ha fijado su meta en el fin del bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos en 1960, pero Obama ha advertido de que se trata de un objetivo a largo plazo por requiere la connivencia de la Casa Blanca y el Congreso.
De momento, la normalización ha comenzado con una serie de medidas que entraron en vigor el 16 de enero, entre las que destacan la flexibilización de los viajes de los estadounidenses a Cuba, así como que las empresas de telecomunicaciones y financieras norteamericanas puedan hacer negocios allí.