El titular podría parecer sacado de un libro de chistes, pero realmente lo que esconde es una historia de un hombre con mucha visión de negocio. El comienzo se remonta a febrero de 2012, cuando el estadounidense Trevor McKendrick estaba cenando con unos amigos y se enteró de que uno de ellos estaba ganando entre 8.000 y 10.000 dólares al mes vendiendo aplicaciones en la tienda de Apple. Tras escuchar esa asombrosa cifra pensó: «Si él puede, yo también».
Y sin dudarlo, con una visión de negocio clara, repasó la lista de las aplicaciones más demandadas y más utilizadas por el usuarios pero que tuvieran muchas críticas por su mal funcionamiento. Su objetivo era crear una aplicación que le permitiera ganar 600 dólares al mes, suficiente para cubrir el alquiler.
«Encontré un par de aplicaciones de la Biblia en español que eran terribles», explicó en una entrevista con el periodista Alex Blumberg en su podcast sobre StartUp. Así que contrató a un programador rumano que le hiciera la aplicación y la subió a la tienda de Apple.
Pero McKendrick quiso dar un paso más y creó, además, una versión audio de la aplicación. Gracias a este paso, el emprendedor comenzó a ganar de 5.000 a 6.000 dólares al mes.
Según reveló Trevor en la entrevista con Blumberg, el primer año ganó 73.034 dólares netos en beneficios y el segundo llegó a los 100.134 dólares. Sin embargo, tras estos fabulosos datos de negocio, (el autor reconoce que sólo le dedica un mes de trabajo a la aplicación) se esconde un dilema moral. «Nosotros no creemos en el cristianismo. No creemos en la Biblia», asegura McKendrick. A pesar de haberse criado en una familia mormona, el estadounidese se describe como «ateo».
Por ello, durante la entrevista no duda en hablar del dilema moral que asoma de vez en cuando en su negocio. «¿Qué pasaría si vendiera libros de 'Harry Potter' o de 'El Señor de los Anillos' y le dijera a la gente que todo es real? ¿O si le contara a la gente que con sólo escribir unos hechizos podría curar a sus hijos? ¿Y si vendiera eso como algo verdadero? Me sentiría fatal. Pues así es como me siento vendiendo la Biblia». Además, asegura que muchos usuarios le escriben pensando …
Pero entonces, ¿por qué no deja su negocio y se dedica a otra cosa? «No puedo. Sé que tengo un problema pero realmente no puedo». El dinero lo invierte en crear otra empresa llamada BackOffice.