La Justicia italiana ha condenado al capitán del 'Costa Concordia', Francesco Schettino, a 16 años de cárcel tras declararle culpable de la muerte de 32 personas en el naufragio del crucero, que encalló frente a las costas de la isla de Giglio el 13 de enero de 2012.
El fallo pone fin a tres años de proceso en los que Schettino ha figurado como único acusado, ya que la empresa propietaria, Costa Cruceros, aceptó una multa de un millón de euros y la Fiscalía negoció con otros cinco oficiales del barco.
El Ministerio Público pedía más de 26 años para el acusado, mientras que su defensa solicitaba la absolución. Finalmente, el tribunal ha condenado a Schettino a 16 años y un mes de cárcel –diez por homicidio imprudente, cinco por el naufragio y uno por el abandono de menores o personas incapaces–.
Además, el juez le ha inhabilitado de por vida para desempeñar cargos públicos y durante cinco años para volver a trabajar como capitán, informan los medios italianos, que vaticinan un largo proceso de apelaciones.
«Yo también morí»
El capitán ha dicho en su último alegato que fue víctima de una «picadora de carne» mediática que distorsionó su responsabilidad en el accidente, «sin ningún respeto por la verdad». «Aquella noche yo también morí en parte», ha lamentado ante la corte, visiblemente emocionado tras exponer el «dolor» vivido.
Las autoridades han recriminado a Schettino que acercase el barco a la costa, que demorase la evacuación y que se desentendiese de la operación de rescate de los más de 4.000 pasajeros abandonando el buque en cuanto tuvo oportunidad. Sus abogados, en cambio, han defendido el trabajo de su cliente y han lamentado que se pidiesen para él penas mayores a las de algunos asesinos de la mafia.