Cinco años desde que comenzase la guerra en Siria, su pueblo se siente cada vez más abandonado bajo la mirada de una comunidad internacional que sigue dividida e incapaz de llevar a cabo una acción colectiva que termine con la destrucción y los asesinatos que han asolado el país, ha denunciado el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, en un comunicado que coincide con el quinto aniversario del conflicto.
«La asistencia humanitaria solo puede aliviar el sufrimiento de Siria, no parar la guerra. Para ello es necesaria una solución política a este conflicto sin sentido», ha dicho. De esta manera el máximo responsable de la ONU ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para pedir unidad y forjar una transición política que responda a todas las aspiraciones del pueblo sirio de «libertad, dignidad y justicia.» Apelación también dirigida al presidente Bashar al Assad para que termine «este baño de sangre» y comience un proceso político ya que «los gobiernos o movimientos que aspiran a la legitimidad no masacran a su propia gente», ha manifestado.
En su comunicado, Ban, ha denunciado que la atención global se centra en la amenaza a la paz y a la seguridad internacional que representan grupos como el Estado islámico, sin embargo debería estar sobre las personas en Siria. «Conseguir que el mortal conflicto sirio termine es obligatorio si queremos evitar que la violencia extrema y el sectarismo se extienda por toda la región», ha añadido.
La falta de responsabilidades en Siria ha dado lugar a un aumento exponencial en crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad e innumerables violaciones de Derechos Humanos como ejecuciones, torturas sistemáticas, detenciones arbitrarias, uso de armas químicas y todo tipo de atrocidades cometidas por grupos terroristas como Estado Islámico.
«Tenemos la obligación de asegurar a la gente de Siria que estos crímenes no quedarán impunes», ha dicho el secretario general añadiendo que el Consejo de Seguridad ya demostró en el pasado su capacidad de actuar contra el uso de armas químicas en Siria.
«Cada día trae consigo más destrucción»
En marzo de 2011, miles de sirios salieron a las calles para pedir de forma pacífica una reforma política. Esta demanda fue reprimida con una violenta respuesta de las autoridades políticas, y con el tiempo fueron los civiles los que tomaron las armas, lo que dio lugar a la intromisión de potencias regionales y la emergencia de grupos radicales.
A lo largo de estos cinco años han muerto más de 220.000 personas en Siria. Además casi la mitad de todos los habitantes del país han sido forzados a abandonar sus hogares dejando más de cuatro millones de personas refugiadas en países vecinos y más de siente millones y medio de desplazados dentro de Siria. «Cada día trae consigo más muertos, desplazados y destrucción y crece el peligro de que el país colapse totalmente», ha sentenciado Ban.