El aire más caliente transporta más humedad y, por lo tanto, produce más precipitación, que en el frío de la Antártida se produce en forma de nevadas.
«Hemos sacado un número de diversas líneas de evidencia y hemos encontrado un resultado muy consistente: un aumento de la temperatura significa más nevadas en la Antártida», dice Katja Frieler, científica del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), en Alemania.
«Por cada grado de calentamiento regional, las nevadas se incrementan alrededor del 5 por ciento», añade esta investigadora, cuyo trabajo se publica en la edición de este lunes de la revista 'Nature Climate Change'. Este trabajo, una colaboración de expertos del PIK y colegas de Estados Unidos y Países Bajos, se basa en los datos de alta calidad de los núcleos de hielo y leyes fundamentales de la física tomadas de las simulaciones globales y regionales de los modelos climáticos.
«Los núcleos de hielo perforados en diferentes partes de la Antártida proporcionan datos que pueden ayudar a entender el futuro –afirma Peter U. Clark, de la Universidad Estatal de Oregon, en Estados Unidos–. La información sobre las nevadas durante el gran cambio de temperatura en la última glaciación hace entre 21.000 a 10.000 años nos dice qué podemos esperar en el próximo siglo».
Los investigadores combinaron los datos de los núcleos de hielo con simulaciones de la historia del clima de la Tierra y amplias proyecciones futuras por parte de diferentes modelos climáticos, y así lograron precisar la temperatura y la acumulación de cambios en el calentamiento de la Antártida.
«Bajo el calentamiento global, la capa de hielo de la Antártida, con su enorme volumen, podría convertirse en un importante contribuyente a la futura subida del nivel del mar, afectando potencialmente a millones de personas que viven en las zonas costeras», dice Frieler. A partir de un estudio previo de PIK, los científicos encontraron que las nevadas adicionales también elevarán el flujo de hielo en el océano, en parte, argumentando parcialmente el incremento.
«La nieve acumulada en el hielo es pesada y hace presión hacia abajo, de forma que cuanto más alto es el hielo, mayor es la presión. Como las nevadas adicionales elevan la capa de hielo terrestre en el continente antártico, pero no tanto las plataformas de hielo flotantes en su orilla, el hielo fluye más rápidamente hacia el océano y contribuye al nivel del mar», señala la coautora Ricarda Winkelmann, de PIK.
Contabilizar este efecto en un aumento del 5 por ciento en las nevadas en la Antártida puede significar una caída estimada del nivel del mar de unos 3 cm después de cien años. Sin embargo, tros procesos, generan una subida del nivel del mar final. Por ejemplo, un pequeño calentamiento del del océano podría provocar que hielo en la costa de la Antártida se rompiera con más facilidad y, por lo tanto, fluiría más masa de hielo del continente y se descargaría en el océano.
«Así que, si nos fijamos en el panorama, estos nuevos hallazgos no cambian el hecho de que la Antártida pierde más hielo del que gana y que contribuirá al futuro cambio del nivel del mar», resume el coautor Anders Levermann de PIK, que es también uno de los autores principales del capítulo del aumento del nivel del mar en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
«Para los que toman las decisiones en las zonas costeras es de vital importancia saber cómo se puede evitar el incremento del nivel del mar limitando el calentamiento global y con qué rapidez tendremos que adaptarnos a lo inevitable. El papel de la Antártida es la clave de estas consideraciones Nuestros resultados proporcionan una pieza más en el rompecabezas para cuantificar la futura subida del nivel del mar», concluye.