La investigación del accidente del Airbus A320 de Germanwings que se estrelló el martes contra los Alpes franceses ha dado un giro de 180 grados, después de que la Fiscalía de Marsella haya confirmado que el copiloto de la aeronave, Andreas Lubitz, de 27 años, se encerró en la cabina y estrelló deliberadamente el aparato. El archivo de la primera caja negra localizada indica que Lubitz «estaba vivo» y era plenamente consciente de lo que ocurría a su alrededor cuando accionó el botón de descenso, por lo que se descarta que sufriera un «infarto» en pleno vuelo. La investigación se centra ahora en determinar si se trata de un suicidio o si el siniestro tiene el sello de un atentado terrorista. No obstante, esta no es la primera vez que un piloto estrella de forma voluntaria un avión, aunque son muy pocos los casos de catástrofes aéreas que oficialmente tienen como causa esta intención premeditada.
Según recoge en su página web Airsafety Network, entidad que recaba información fiable sobre accidentes y seguridad aérea, a lo largo de la historia de la aviación ocho accidentes aéreos han sido provocados intencionadamente por los pilotos, aunque sólo cinco están confirmados oficialmente.
El caso más reciente ocurrió el 29 de noviembre de 2013, cuando un avión de las líneas aéreas mozambiqueñas, que hacía la ruta entre Maputo (Mozambique) y Luanda (Angola), se estrelló en Namibia tras descender bruscamente, causando la muerte de las 33 personas que viajaban a bordo. Las cajas negras del avión revelaron «una clara intención» suicida del comandante, aunque no están claras las razones.
Tampoco se confirmó oficialmente el caso del vuelo del Air Egipto 990 en 1999. El aparato, un Boeing 767, se precipitó súbitamente en el Océano Atlántico media hora después de salir del aeropuerto JFK de Nueva York. Como en el caso del Germanwings, el avión descendió cuando el comandante salió de la cabina de vuelo y dejó al primer oficial a los mandos. Durante la investigación, se sugirió que el accidente fue causado por un acto deliberado del copiloto. Sin embargo, las autoridades egipcias se negaron a aceptar que la causa del siniestro fuera una acción intencionada. Murieron 217 personas.
Dos años antes, en 1997, el vuelo Silkair 185, que se dirigía desde Yakarta a Singapur, se estrelló en Indonesia tras un rápido descenso desde la altitud de crucero, a pesar de que no existía ningún fallo mecánico. Las autoridades indonesias tampoco fueron capaces de determinar la causa del accidente. Sin embargo, varias líneas de investigación apuntan a que el capitán se suicidó tras desconectar los registradores de vuelo cuando el primer oficial salió de la cabina de vuelo.
Airsafety Network también recoge en esta lista de accidentes provocados por pilotos el del Royal Air Maroc que se estrelló contra la cordillera del Atlas en agosto de 1994, provocando la muerte de las 44 personas que viajaban a bordo. Los investigadores apuntan como hipótesis que el capitán del vuelo desconectó el piloto automático y condujo el aparato deliberadamente contra el sistema montañoso. Las últimas palabras que recogieron la caja negra antes de precipitarse contra el suelo fueron del piloto de origen marroquí: «morir, morir…». Sin embargo, las autoridades marroquíes cuestionaron esta versión de los hechos.
Secuestros
En septiembre de 1976, un piloto ruso robó un avión Antonov 2 y lo estrelló contra un bloque de apartamentos en la ciudad rusa de Novosibirsk, donde vivía su exesposa. En 1994, un ingeniero de las Fuerzas Aéreas rusas también robó una aeronave para después suicidarse. En este caso, la única víctima fue el suicida. Un caso parecido ocurrió en octubre de 1999 en Bostwana, cuando un capitán de las líneas aéreas del país africano, que estaba de baja por recomendación médica, secuestró un avión y lo estrelló contra dos aviones que estaban estacionados en el aeropuerto de Gaborone, capital de Bostwana.
El caso más reciente de secuestro tuvo lugar en febrero de 2014, cuando una aeronave de las líneas aéreas etíopes que volaba de Addis Abeba a Roma fue secuestrada por su copiloto para reclamar asilo político. El asaltante aprovechó un momento en el que el piloto salió al servicio para encerrarse en la cabina de mandos. Finalmente, el propio secuestrador aterrizó el aparato sin incidentes en el aeropuerto de Ginebra.