sábado, septiembre 21, 2024
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El copiloto Andreas Lubitz quiso destruir el avión

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“Te dejo los mandos”. El comandante Patrick S, padre de dos hijos y piloto experimentado de Lufthansa, abandonó la cabina para ir al servicio y dejó la aeronave en manos de su copiloto, Andreas Lubitz. Lo hizo confiado, después de mantener una conversación “agradable” y “cortés” con su compañero. Juntos establecieron el briefing de aterrizaje en Dusseldorf, con el avión a punto y con unas condiciones meteorológicas favorables. Pero se cerró la puerta y comenzó a descender el avión. Lubitz aprovechó la ausencia de su superior para bloquear la entrada a la cabina, desactivar el piloto automático y estrellar “deliberadamente” el aparato contra las montañas de los Alpes franceses ante la impotencia de la tripulación y la torre de control del tráfico aéreo. El equipo del comandante trató de abrir la puerta con “golpes violentos”. “Las víctimas solo se dieron cuenta en los últimos momentos. Los gritos solo se oyen en el último momento”, explica Brice Robin, fiscal de Marsella.

La investigación del accidente ha dado un vuelco y los datos desprendidos de la caja negra, encontrada el pasado martes entre los restos del avión, revelan que el impacto del Airbus A320 fue voluntario. Así lo ha confirmado este jueves el fiscal de Marsella que ha desgranado en rueda de prensa el desarrollo de los minutos previos a la tragedia, gracias a la grabación sustraída de la caja.

Minutos antes del choque, los pilotos mantuvieron una conversación “normal” y “rutinaria”. El comandante preparó el dispositivo de aterrizaje junto a Lubitz, que según el archivo de la caja, respondió de forma “lacónica” y con “sequedad” a las órdenes de su superior. Poco después el piloto abandona la cabina para ir al servicio y deja solo al copiloto. Es entonces cuando se produce el descenso “pronunciado”. A su regreso el comandante intenta entrar en la cabina pero no obtiene respuesta. En un primer momento golpea la puerta con suavidad y se identifica a través de un interfono, pero Lubitz se niega a abrir.

El avión sigue cayendo mientras la tripulación golpea con fuerza la puerta para “echarla abajo”. Al otro lado solo se oye una “respiración” que indica que el copiloto es plenamente consciente de lo que ocurre a su alrededor. “No respondió a nada, no se oye nada pero se le escucha respirar hasta el final del vuelo. No había ningún tipo de pánico en el estado del piloto”, dice el fiscal que deja claro que “acciona voluntariamente el descenso”. La torre de control de tráfico aéreo también intenta detener la caída del aparato. Llamaron en tres ocasiones, pero tampoco hubo respuesta. “Los controladores no recibieron ningún mensaje de emergencia y no se dio ninguna respuesta a las llamadas de los controladores”, explica Robin.

El reloj marcaba las diez y media pasadas cuando el aparato caía y sobrevolaba sin control la provincia de Seyne-Les Alpes con 144 pasajeros a bordo, en pleno corazón de los Alpes franceses. Según el archivo de la caja negra, en un primer momento se escucha un primer impacto. “El avión tocó un talud antes de impactar con las montañas”. En estos momentos los investigadores creen que el acto fue intencionado y deliberado. “Cuarenta y ocho horas después, la interpretación de los investigadores y la más plausible es que el copiloto mediante un acto voluntario se negó a abrir la puerta de la cabina al comandante y accionó el botón que ordenaba la pérdida de altitud. Pasó de 10.000 a casi 2.000 pies en pocos minutos”, concluye Robin. Por otro lado, este diario ha podido saber a través de fuentes policiales que la CIA también se ha incorporado a las investigaciones.

Los familiares de las víctimas han tenido conocimiento de la noticia minutos antes de la rueda de prensa en un encuentro con el fiscal de Marsella. «Las familias han demostrado una dignidad y calma extraordinarias. Su encuentro con el procurador ha supuesto una nueva prueba para ellos», ha expresado el Ministerio del Interior de Francia. En estos momentos se encuentran en la localidad de Le Vernet, muy próxima a la zona de la tragedia. La Gendarmería ha puesto en marcha un gran dispositivo policial para evitar que la prensa se acerque a ellos y preservar su «duelo» y su «dolor» en privado. Tal y como informa la cadena francesa I-Tele, los familiares de los pasajeros y de la tripulación, incluida la del piloto, se encuentran en la localidad de Seyne-Les Alpes, separadas de las otras familias. Según la cadena, la familia del copiloto no se ha desplazado hasta el lugar. Durante la tarde de este jueves se va a celebrar una ceremonia multiconfesional para recordar a las víctimas.

Comienza la evacuación de los restos

Los equipos de rescate han comenzado la evacuación de los restos de las víctimas del avión estrellado. Los investigadores interrumpieron este miércoles el rastreo de la zona a las 18.30 horas por la falta de luz. Como ocurriese el martes, cinco miembros del Pelotón de Gendarmería de Alta Montaña han tomado el relevo para asegurar el área. Cientos de efectivos están desplegados en la zona del siniestro para recuperar los restos de la aeronave y de las 150 personas que viajaban a bordo.

 

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