El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha pedido este domingo desde Túnez a la comunidad internacional «reaccionar » frente al terrorismo yihadista, «probablemente la mayor amenaza global desde la II Guerra Mundial».
Antes de unirse a la manifestación internacional de rechazo contra el terrorismo celebrada en el país magrebí, el ministro García-Margallo ha explicado a los medios de comunicación que su presencia en Túnez se explica en primer lugar para «rendir homenaje» a las dos víctimas españolas que fallecieron en el atentado, el matrimonio de jubilados catalán formado por Antoni Cirera y Dolores Sánchez.
Pero el Gobierno español también participa en la marcha para «mostrar el apoyo de España en la lucha contra el extremismo» y sobre todo para respaldar a Túnez en su transición democrática.
«Túnez era el país que estaba haciendo avances más rápidos hacia la democracia y probablemente por eso ha sido golpeado por el movimiento terrorista», ha explicado el ministro.
«Ha sido víctima de la sangrienta competencia entre Al Qaeda y Daesh (nombre en árabe del grupo terrorista Estado Islámico) para ver quién comete el horror más inimaginable como el que hemos visto en el Museo del Bardo», ha añadido.
El terrorismo yihadista es, a juicio del ministro, «probablemente la mayor amenaza que el mundo ha visto desde la Segunda Guerra Mundial», un «fenómeno internacional que se financia, recluta y mata en todo el mundo».
Por eso, ha subrayado, «la comunidad internacional debe reaccionar» para «parar cuanto antes entre todos esta locura». De ahí que España haya propuesto a Naciones Unidas crear la figura de un enviado especial del secretario general para luchar contra el extremismo, unido al establecimiento de un mecanismo jurisdiccional capaz de enjuiciar los delitos por terrorismo como el cometido en Túnez el pasado 18 de marzo.
García-Margallo ha sido la más alta autoridad española que ha participado en la manifestación, a la que han asistido los presidentes de Francia, François Hollande; Palestina, Mahmud Abbas, y Polonia, Bronislaw Komorowski; junto con los primeros ministros de Italia, Mateo Renzi, y Argelia, Abdelmalek Sellal, y el ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière, entre otras autoridades.
Los jefes de delegación extranjeros han esperado a la cabeza de la manifestación en la entrada del Parlamento tunecino y desde allí han recorrido con ella apenas unos 200 metros hasta la entrada del Museo Nacional del Bardo, situado en el mismo complejo.
Vigilados por las decenas de francotiradores desplegados en las azoteas de los edificios más próximos al recorrido, el corto tramo que han caminado ha sido un auténtico caos, con enfrentamientos incluso entre los distintos equipos de la seguridad de los líderes entre sí y con algún periodista gráfico.
Tan solo las delegaciones extranjeras y la cabeza de la manifestación, integrada por las más altas autoridades del Estado y la sociedad tunecina, se han dirigido al museo, en cuya entrada se ha descubierto una placa con los nombres de las víctimas del atentado del pasado 18 de marzo, cuya autoría se ha atribuido a la célula Katiba Okba Ibn Naafa, afin a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
Precisamente este domingo, el Gobierno tunecino ha anunciado que ha eliminado a nueve miembros de esta célula, entre ellos el cerebro del atentado contra el museo, Loqman Abú Sajer.
Con la manifestación, Túnez ha querido enviar al mundo un mensaje de unidad frente a la amenaza del terrorismo. En la marcha han participado las primeras fuerzas del país (los centristas de Nida Túnez, en el poder.; los islamistas moderados de Ennahda y el centro izquierda de Futuro Túnez). Sin embargo, se han desvinculado de la iniciativa los izquierdistas del Frente Popular, que acusan a Ennahda de ser demasiado laxo con el extremismo islamista.
En la manifestación se han podido ver pancartas con el lema 'Je suis Bardo' (Yo soy Bardo), imitando los mensajes de solidaridad que recorrieron el mundo tras la matanza contra el semanario francés de 'Charlie Hebdo'.
Algunas personas mostraban pancartas con los nombres de las víctimas, como un tunecino que trabaja para la Embajada española, que blandía un cartel con el lema 'Je suis Dolores' (Soy Dolores) en recuerdo de una de las dos víctimas españolas.