Las autoridades ucranianas han comenzado por fin este sábado el desmantelamiento de los tres primeros reactores de la planta nuclear de Chernóbil, 29 años después del mayor desastre nuclear de la historia.
A pesar de que el cuarto reactor quedó inoperativo tras la fusión declarada en 1986, los reactores 1, 2 y 3 siguieron funcionando durante años después de la catástrofe, hasta que dejaron de operar en 1996, 1991 y 2000, respectivamente.
El proceso de decomisado que ha puesto en marcha la Inspectoría Estatal para la Regulación Nuclear tardará diez años y cuenta con un presupuesto de 30,2 millones de dólares para garantizar «el almacenamiento seguro y controlado de las sustancias radiactivas y fuentes de radiación que contienen».
En este sentido, la Inspectoría asegura que «los efectos actuales de la radiación en la zona circundante ya no exceden los límites establecidos», según un comunicado recogido por la agencia de noticias rusa RIA Novosti.
De todos modos, Chernóbil dista todavía de ser un ambiente completamente seguro, por lo que se está construyendo un escudo antirradiación alrededor del devastado reactor de la unidad 4 para impedir la filtración radiactiva que todavía persiste, casi 30 años después.