Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE discutirán este lunes en Luxemburgo la situación en el Mediterráneo tras el nuevo naufragio de un barco con 700 inmigrantes entre las costas de Libia e Italia y que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) teme puede convertirse en la mayor tragedia de la historia en la zona.
«Terribles noticias sobre cientos de muertos en el Mediterráneo. La situación será discutida en la reunión de los ministros de Exteriores el lunes«, ha avanzado la jefa de la diplomacia sueca, Margot Wallström, en su cuenta de Twitter.
Los ministros de Exteriores ya tenían previsto abordar el posible apoyo de la UE a Libia, país del que parte la mayoría de los inmigrantes que tratan de alcanzar las costas europeas, en el caso de que las facciones cierren un acuerdo para crear un Gobierno de unidad nacional bajo el auspicio de la ONU, incluida una posible operación militar.
Italia y Malta han venido pidiendo de forma insistente al resto de países de la UE que asuman sus responsabilidades en el control de la inmigración y la Comisión Europea también ha reclamado por su parte a los países más medios y financiación para la agencia europea de control de fronteras externas, Frontex.
«La respuesta no está a la altura de la dimensión del problema: el drama que ocurre y el aumento de inmigrantes potencial es enorme», ha reconocido una fuente de alto nivel diplomática europea.
A pesar de ello, la fuente ha reconocido que «no hay voluntad colectiva para una operación marítima más fuerte». «No está sobre la mesa», ha recalcado.
«Todos somos conscientes de que la sangría hay que pararla de alguna manera (…) pero los Gobiernos no están por la labor de dar más medios. Unos quieren la opción de salvamento y otros quieren parar las cosas en tierra, para parar esa salida masiva» de inmigrantes, ha resumido otra fuente diplomática.
España ya ha dejado claro que no es partidaria que Frontex asuma competencias de rescate de inmigrantes porque tendría un efecto llamada y apuesta por la cooperación con los países de origen para frenar la inmigración irregular, una fórmula que ha tenido éxito en el caso de Marruecos y Senegal.
Sin embargo, dicha fórmula es más difícil de aplicar con Libia, sin interlocutor real desde la caída del régimen de Muamar Gadafi a la luz de la crisis política y de seguridad que vive por los enfrentamientos entre facciones.
De cara a apoyar un eventual acuerdo entre facciones en Libia, los Veintiocho estudian «varios tipos de operaciones posibles». «Se puede hacer el control del alto el fuego, la seguridad de edificios estratégicos o instalaciones petroleras, hacer el control de puertos, aeropuertos, de fronteras… Todo esto requiere un número de efectivos muy diferente. Se necesitarían decenas de miles para controlar el alto el fuego y mucho menos si se trata de controlar edificios», han explicado fuentes diplomáticas, que han descartado que a priori los Veintiocho decidan el lunes sobre una opción u otra dado que se necesita más trabajo para planificar y detallar cada opción.
Varias fuentes diplomáticas han cuestionado sin embargo «la viabilidad de una operación militar» europea en Libia, «teniendo en cuenta las dificultades» de los Estados miembros para reunir «un número importante de fuerzas» y «las dudas de que los libios» pidan este tipo de ayuda.
«Por el momento no hay para nada acuerdo común de los Estados miembros para desplegar tropas sobre el terreno», ha resumido una fuente de alto nivel diplomática europea, que ve «más consenso» para aportar «experiencia técnica» o «formación».
La fuente ha reconocido «muchos obstáculos» para lograr una misión que controlar las aguas territoriales libias con un mandato de la ONU porque lo «por el momento no está realmente sobre la mesa», mientras que otras fuentes diplomáticas han precisado que una misión para formar a «guardacostas» libios no necesitaría de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
El punto principal de la agenda de los ministros el lunes es no obstante un debate «estratégico» de las relaciones entre la UE y Latinoamérica y el Caribe en su conjunto, en el marco del cual se analizarán en particular el deshielo con Cuba tras el acercamiento histórico entre Washington y La Habana, la situación en Venezuela y el proceso de paz en Colombia.