Las fuerzas del orden han desalojado en la noche de este martes las calles de Baltimore tras la entrada en vigor del toque de queda, impuesto por el Gobierno local ante la amenaza de que se repitieran disturbios como los vividos la noche anterior en esta ciudad del estado de Maryland. Los agentes han tenido que recurrir a bombas de humo y pelotas de goma para disolver a los centenares de manifestantes que quedaban en la vía pública.
Aunque algunos de los manifestantes lanzaron piedras y botellas de vidrio a los agentes desplegados, tras unos minutos comenzaron a desalojar las calles. Estos breves enfrentamientos se han saldado con diez detenidos, según ha confirmado el portavoz de la Policía de Baltimore Anthony Batts, tal y como ha informado la cadena estadounidense CNN.
El masivo despliegue de seguridad en la ciudad que vaticinaba el gobernador de Maryland, Larry Hogan, se ha confirmado con la presencia de 2.000 soldados de la Guardia Nacional y 1.000 agentes de la ley.
De esta forma, se han logrado aplacar las violentas protestas que comenzaron el lunes tras el funeral por Freddie Gray, un joven afroamericano que murió en extrañas circunstancias mientras estaba bajo custodia policial.
El funeral por Gray derivó en graves disturbios en Baltimore, con decenas de vehículos incendiados e incluso edificios enteros en llamas.
«Esta fuerza combinada –con agentes llegados de otros estados vecinos– no tolerará la violencia o los saqueos, que han llevado a la destrucción de la propiedad y han puesto en riesgo a ciudadanos inocentes», advirtió el gobernador horas antes de que el reloj marcase las 22.00 horas y se hiciese efectivo el toque de queda, previsto para toda esta semana.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha hecho este martes un llamamiento a los diferentes departamentos de Policía del país para que hagan «examen de conciencia» sobre el trato que dan a los sospechosos negros, tras los últimos disturbios registrados en Baltimore por la muerte de un afroamericano bajo custodia policial.
«Hay algunos policías que no hacen lo correcto», ha afirmado, en sus primeras declaraciones públicas tras la muerte del joven negro Freddie Gray el 19 de abril por una lesión sufrida bajo custodia policial. El presidente estadounidense ha asegurado que algunos jefes policiales deben reconocer que tienen que afrontar el problema del trato distinto dispensado a los sospechosos de color.