Nada fue planificado. Todo fue fruto de la casualidad. Éste bien podría ser el resumen de la intensa vida del exobrero, cooperativista y político argentino Héctor ‘Toty’ Flores. Una vida en la que nada ha sido lo que parecía que iba a ser. A sus 61 años, quién iba a decir a este argentino, natural de San José de Feliciano, (Entre Ríos, Argentina), y bisabuelo de cuatro niños ya, que podría ser el próximo vicepresidente de Argentina. Sus orígenes no. “Nada de lo que he conseguido fue algo querido, sino totalmente circunstancial”, ha reconocido este popular cooperativista argentino en el XIV Encuentro Santander América Latina que este miércoles tuvo lugar en El Escorial.
Nació en 1953 en el seno de una familia extremadamente humilde que supo inculcarle “la cultura del trabajo”. Empezó a trabajar cuando sólo era un niño vendiendo periódicos. Su padre, que era alcohólico, murió pronto. Y fue su madre, la que a base de lavar ropa para los demás, consiguió sacar a la familia adelante. Era el pequeño de siete hermanos y fue el último en mudarse a la gran ciudad. Tenía 17 años cuando llegó a Buenos Aires. Y fue precisamente allí donde comenzó la gran aventura de su vida: de obrero metalúrgico a candidato a la vicepresidencia del país, pasando por el activismo social, el cooperativismo y finalmente la política nacional, donde lleva varios años liderando formaciones políticas, e incluso consiguió ser diputado nacional.
Una intensa historia de superación que contiene paralelismos con la de otro gran líder latinoamericano: Luiz Inácio Lula da Silva. Ambos, procedentes del sector de la metalurgia, se han convertido en referentes sociales y políticos de sus países. Aunque con sus salvedades. Él no dedicó su vida al movimiento sindicalista, como Lula, sino que su lucha social comenzó precisamente cuando abandonó la gran empresa. Durante su época como tornero en Yelmo comenzó a leer la doctrina de Juan Domingo Perón y a coquetear con la UOM, pero no se convierte en “piquetero” hasta 1993, momento en el que se queda sin trabajo.
Uno de los momentos “más dramáticos” de su vida, reconoce Flores. Tenía 40 años y muy pocas expectativas de volver a encontrar empleo en el sector de la metalurgia, así que optó por el activismo. «Algo impensable para mí», admite. En los años 90, en el contexto de la grave crisis económica que azotó con virulencia a Argentina, comenzaron a surgir los llamados movimientos de desocupados. Y Flores fundó el suyo propio en su barrio, en La Matanza. Lo bautizó como MTD y se diferenció del resto de movimientos piqueteros porque nunca aceptaron los “planes sociales” que el Gobierno les ofreció como solución a la falta de trabajo. “Los rechazamos porque eran contrarios a la cultura del trabajo que yo siempre había defendido”, reconoce en Madrid el argentino.
'La Juanita' surge tras el corralito argentino
Ahora bien, lo mejor y lo peor aún estaba por llegar. En 2001, el sistema financiero argentino colapsa. Los ciudadanos vieron cómo los ahorros de toda su vida se congelaban. “Vivimos una situación tremenda”, reconoce Flores, que siempre se negó a aceptar la ayuda del Estado. Su idea era otra. Flores no era un hombre ilustrado. Nunca se curtió en la universidad. Pero tampoco le hizo falta para darse cuenta de que tras la crisis económica surgieron dos colectivos complementarios en Argentina. Por un lado, los excluidos sociales. Es decir, todos aquellos que en los 90 se quedaron sin empleo, no tenían expectativas de recuperarlo y que la propaganda gubernamental comenzó a tachar de “vagos”. Donde él se encontraba. Y por otro lado, los “excluidos morales”. Esa parte de la sociedad que la crisis no le había afectado, que seguía viviendo muy bien, pero que no quería ver a la gente en la calle.
“Esas fueron las primeras puertas que empezamos a tocar”, cuenta Flores. Debían unir fuerzas; y así lo hicieron. Estos pequeños inversores particulares ayudaron a Flores a montar la que actualmente es una las cooperativas más famosas de Argentina: “La Juanita”. Han llegado a exportar ropa a Italia y Japón. Además, el proyecto también ha logrado levantar de cero una editorial de libros, una panadería, talleres de formación para otros colectivos y sitios para la ayuda a navegar por Internet. “Logramos crear un símbolo de que en Argentina se podía sobrevivir sin ayudas del estado”, se congratula Flores.
Aunque rápidamente se dio cuenta de que el trabajo no era suficiente para devolver la dignidad a sus vecinos. Como bien dijo Nelson Mandela, «la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo». Y eso es lo que también hizo el colectivo fundado por Flores: fundó el “Centro para la Educación y Formación de Cultura Comunitaria” en Laferrere. Por el momento, sólo cuenta con educación primaria, pero tienen planes de fundar una universidad. Actualmente, “La Juanita” recibe miles de estudiantes e investigadores universitarios cada año para estudiar su caso. Y su indiscutible líder, ‘Toty’ Flores, ya es toda una celebridad en Argentina.
'Toty' Flores como referente político
Al igual que todo lo que le ha ocurrido en la vida, la política tampoco estaba entre sus planes. Aunque sabía que si quería ayudar a su ‘gente’ tenía que dar el salto. Por La Matanza pasaron varios dirigentes con intención de cortejarle, pero fue con la fundadora de la formación Coalición Cívica, Elisa Carrió, con la que consiguió congeniar. Con ella logró entre 2007 y 2011 convertirse en diputado nacional, y ahora podría convertirse en el ‘número dos’ del Estado argentino.
“En pocas horas me estarán presentando como candidato a vicepresidente de la Nación. Es muy fuerte para mí ser postulado para este cargo. Me acuerdo de mi madre pobre, y de mis cuatro hijos, siete nietos y cuatro biznietos”, ha recordado este miércoles Flores. Un momento muy especial para él que no podrá disfrutar presencialmente por encontrarse de visita en Madrid, participando en las jornadas organizadas por el Banco Santander, entidad financiera a la que el político ha querido agradecer en primera persona su “labor” en ‘La Juanita’, donde el banco español apostó por abrir una sucursal. «Fue una conquista para el barrio que evitó a los vecinos recorrer kilómetros a pie para recibir una paga, proporciona cultura y servicios bancarios básicos a personas de muy escasa alfabetización, ha promovido la iguadad y la inclusión, y ha fomentado la formalización de las pequeñas iniciativas económicas y del empleo”, ha rematado Flores. Un político sensato que sólo pide “honestidad” para la política: “Si las mafias de la corrupción se apoderan, será irreversible el daño para nuestra democracia”.