Los griegos vuelven a las urnas este domingo por tercera vez en menos de un año en unos comicios que el exprimer ministro Alexis Tsipras forzó con la esperanza de conseguir un mandato claro que le permita aplicar las medidas contempladas en el acuerdo para un tercer rescate pero que podrían abocar al país a un nuevo periodo de incertidumbre ante lo ajustado que se augura el resultado.
Los múltiples sondeos publicados en los últimos días en Grecia no parecen inclinar la balanza hacia la coalición de izquierdas Syriza, aunque contaría por una ventaja mínima, pero tampoco hacia los conservadores de Nueva Democracia, si bien un escaso margen para cualquiera de ambos sería crucial para poder formar gobierno, ya que el sistema electoral heleno prima con 50 escaños a la fuerza más votada.
Syriza afronta esta tercera cita con las urnas este año con menos apoyo del que comenzó, tras imponerse en las elecciones del 25 de enero con un 36,3 por ciento de los votos, ya que los sondeos le auguran actualmente entre un 27 y un 31 por ciento, una cifra muy alejada del respaldo próximo al 50 por ciento que tenía tras el referéndum de julio, en el que el 'no' defendido por Tsipras se impuso con el 61,3 por ciento.
Sin embargo, la salida del ala izquierdista de la formación por su rechazo al acuerdo pactado por Tsipras con los acreedores a cambio de los 86.000 millones de euros de rescate, no parece haberle hecho especial mella puesto que el nuevo partido, Unidad Popular, podría no superar el umbral del 3 por ciento de votos necesarios para lograr representación parlamentaria.
Precisamente fueron las diferencias con el ala más radical que lideraba el exministro Panayotis Lafazanis las que llevaron a Tsipras a anunciar su renuncia el pasado 20 de agosto, con el objetivo de poder dejar fuera a los más díscolos -que optaron por abandonar el partido- y abordar así sin disputas internas unos comicios en los que espera obtener un nuevo mandato para poder aplicar las medidas acordadas.
El batacazo en el referéndum sufrido por Nueva Democracia, defensora del 'sí', forzó un cambio de liderazgo en sus filas con la salida de Antonis Samaras y la designación de Vangelos Meimarakis. El exministro ha conseguido remontar en las encuestas, que tras la convocatoria de las elecciones mostraban una clara ventaja para Syriza, hasta el punto que podría llegar a convertirse en el nuevo primer ministro.
La clave para inclinar la balanza de uno u otro lado la tienen los indecisos, en torno a un 10 por ciento del electorado. Tsipras ha sostenido que los sondeos no están mostrando el verdadero apoyo con el que cuenta Syriza. «Estoy seguro de que los griegos una vez más desmentirán los mensajes de los sondeos que muestran un 'derby'» y que como ocurrió con el referéndum, en el que se impuso el 'no' por amplio margen, «el domingo nuestra victoria no será marginal, sino magnífica», ha afirmado el exprimer ministro.
Sin embargo, salvo sorpresas de última hora –algo posible teniendo en cuenta que los sondeos no vaticinaban la amplia victoria que al final tuvo el 'no' en julio– todo apunta a que de la votación de este domingo no saldrá un ganador claro, puesto que los dos grandes partidos están lejos de la cifra mágica del 38 por ciento de los votos que les darían la mayoría en el Parlamento de 300 escaños, lo que obligará a la formación de una coalición.
Gran coalición
La opción que sería vista con mejores ojos desde fuera de Grecia, especialmente por los acreedores, es una gran coalición integrada por Syriza y Nueva Democracia, pues garantizaría una estabilidad a la hora de aplicar las medidas contempladas en el rescate. No obstante, por el momento parece lejana.
Meimarakis ha dicho abiertamente que está dispuesto a formar coalición con Syriza, tanto si su partido es el más votado como si lo es el de Tsipras. Sin embargo, el exprimer ministro ha descartado esta opción porque considera que va contra natura, entre otras cosas porque Nueva Democracia forma parte de la clase política que llevó a Grecia a la crisis.
Ante esta circunstancia, la segunda opción más plausible es que quien gane de los dos partidos forme coalición con alguno de los pequeños que conseguirán representación parlamentaria, principalmente los centristas de To Potami, que rozan el 5 por ciento de los votos, o con los socialistas de PASOK, un partido que lo ha sido todo en Grecia y que ha quedado marginado hasta cosechar en torno al 4 por ciento de los votos.
Tanto Tsipras como Meimarakis han dejado abierta la puerta a formar coalición con estos partidos, ambos abiertamente europeístas y que, a priori, no darían problemas al Gobierno a la hora de aplicar las medidas contempladas en el paquete de rescate.
Reeditar coalición
En el caso de que fuera Syriza el que consiguiera el favor de los griegos este domingo, Tsipras también ha apuntado a que estaría dispuesto a reeditar la coalición con los nacionalistas de Griegos Independientes.
Sin embargo, el partido que lidera Panos Kammenos ha perdido fuelle en los últimos tiempos, en parte en beneficio de Nueva Democracia, y algunos sondeos le dejan fuera del próximo Parlamento heleno. Además, hay que tener en cuenta que, llegado el caso de que Tsipras necesitara más apoyos para lograr la mayoría, tanto To Potami como PASOK han descartado una coalición en la que esté este partido.
Llegados a este punto, la otra salida que se plantea en el horizonte de Grecia, y que no gusta ni a acreedores ni seguramente a los griegos, cansados de que el país en que nació la democracia haga un uso tan repetido de la misma, sería la celebración de nuevas elecciones en caso de que no haya ganador claro y no sea posible formar coalición.
Amanecer dorado
Otro aspecto a tener en cuenta en las elecciones de este domingo es que la tercera fuerza más votada será con toda seguridad la de los neonazis de Amanecer Dorado, al que los sondeos sitúan en torno al 7 por ciento de los votos.
Pese a que buena parte de sus dirigentes fueron encarcelados tras el asesinato en septiembre de 2013 del rapero de izquierdas Pavlos Fyssas por un simpatizante del partido, Amanecer Dorado ha conseguido mantenerse en escena.
Este jueves, en un nuevo intento por distanciarse del asesinato de Fyssas, el líder de Amanecer Dorado, Nikos Michaloliakos, asumió la «reponsabilidad política» del mismo pero dejó claro que no existe una «responsabilidad criminal» por parte de la formación.
El juicio por el asesinato está previsto que se reanude el noviembre. Tras las declaraciones Michaloliakos, el fiscal del caso Costas Papadakis señaló a 'Kathimerini' que estos comentarios podrían llevar a la presentación de nuevos cargos contra políticos de Amanecer Dorado como cómplices morales del asesinato del rapero y de otras agresiones, incluido un ataque contra un grupo de pescadores egipcios en 2012.