Los ministros de Interior de la Unión Europea han apostado este jueves por construir una política «coherente, efectiva y creíble» de devolución de inmigrantes irregulares a sus países de origen, como siguiente paso en su estrategia para frenar la llegada masiva de demandantes de asilo a suelo comunitario. «Siempre hemos dicho que hay que proteger a quienes necesitan protección internacional, pero, por el contrario, quienes no tienen derecho a tal protección deberán regresar a sus países de origen», ha avisado el ministro de Exteriores e Inmigración, Jean Asselborn.
Asselborn –cuyo país ocupa la Presidencia de turno de la UE y por tanto ha mediado las negociaciones de los últimos meses– ha reconocido que la política de retorno y el refuerzo de los controles en las fronteras exteriores fueron «condición» de algunos estados miembro para aceptar los programas para reubicar a hasta 160.000 demandantes de asilo. Son instrumentos esenciales «contra la inmigración clandestina y para la protección de la integridad del sistema de asilo de los estados miembro», ha justificado el ministro luxemburgués, que también ha querido dejar claro que «ni la reubicación, ni un posible reparto permanente podrán funcionar, si los controles en la frontera exterior fallan».
Así las cosas, la mayoría de los países se han mostrado a favor de un «control colectivo» de la linde exterior y de reforzar tanto el mandato como los recursos humanos y económicos de la Agencia europea para el control de las fronteras exteriores de la UE (Frontex).
La pretensión de Francia de impulsar un cuerpo europeo de guardias de fronteras, sin embargo, se encuentra en una fase muy preliminar del debate y no cuenta con el apoyo de todos, por el temor de algunas capitales a perder soberanía. Asselborn ha querido dejar claro que la estrategia europea no puede apoyarse sólo en un área de actuación y ha incidido en que la reubicación y acogida de refugiados debe combinarse con otras acciones dirigidas a combatir la entrada ilegal de inmigrantes.
«Para ser claros, hay que decir que, si no logramos ser más eficaces en el control de la frontera exterior, el riesgo de que (el acuerdo de espacio de libre circulación) Schengen no sobreviva es enorme», ha zanjado.
Por ello, los estados miembro apuntan la creación de una Oficina de Retorno con la que Frontex pueda dar mayor apoyo a los países para, si así lo requieren, «facilitar, organizar y costear» las operaciones de repatriación de inmigrantes. Los Veintiocho también consideran que es esencial contar con una mayor colaboración por parte de los países de origen y de tránsito de la inmigración socioeconómica que cruza ilegalmente la frontera europea. Y contemplan emplear «todas las herramientas» que ofrece la UE, desde las vías diplomáticas hasta la ayuda al desarrollo, para avanzar en esta línea.
«La introducción del principio 'más por más' como un modo de incrementar la influencia de los estados miembro. Un equilibrio de incentivos y presiones debe ser utilizado para mejorar la cooperación de terceros países en readmisión y retorno», dice el texto de conclusiones pactado este jueves en Luxemburgo.
Preguntado por ello, sin embargo, Asselborn ha negado que ello implique la posibilidad de castigar a los países que no cooperen en este capítulo: «No quiere decir que implique un 'menos por menos'.