Los líderes de los países más afectados por el flujo masivo de refugiados a través de la llamada 'ruta de los Balcanes' han comenzado su reunión extraordinaria en Bruselas con un cruce de reproches sobre la responsabilidad de cada uno en el control del tránsito de estos inmigrantes, al tiempo que han reclamado medidas «inmediatas» para frenar su llegada.
«Espero que esta tarde se ponga fin a la política de fronteras abiertas que va totalmente en contra de los Tratados de Schengen y se ponga fin a la política de invitación», ha declarado el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, a su llegada a la cumbre de formato reducido que reúne en Bruselas a diez Estados miembros de la UE más Albania, Serbia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia.
Orbán, cuyo Gobierno ha cerrado las fronteras de su país a los refugiados, se ha declarado «observador» en este encuentro y ha lamentado que no se hayan escuchado en el pasado sus propuestas, como, por ejemplo, «defender la frontera de Grecia» si las autoridades de este país no son «capaces» de hacerlo por sí mismas.
La falta de control en la frontera griega, considerada principal puerta de entrada a la Unión Europea de los inmigrantes que huyen de conflictos como el de Siria, ha sido uno de los principales problemas señalados por los mandatarios a su llegada.
Pero el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha reclamado «compartir responsabilidades» entre todos los países de la región y ha lamentado que el «socio clave» para solucionar esta crisis, en alusión a Turquía, no participe en la reunión.
«Las discusiones de hoy son entre los países del corredor, pero todos sabemos que al final de esa ruta hay una entrada. Si no somos capaces de lograr un acuerdo con el país de entrada, siento que será muy difícil encontrar una solución», ha advertido el mandatario heleno.
Mientras, la canciller alemana, Angela Merkel, ha abogado por «repartir mejor las tareas» en la gestión y atención de los miles de refugiados que cruzan Europa, al tiempo que ha pedido un «trato digno» para ellos.
«Los momentos extraordinarios exigen medidas extraordinarias», ha declarado la canciller a su llegada, antes de confiar en que este domingo se pacten acciones específicas que garanticen ayudas para las personas que «deambulan a veces bajo condiciones inaceptables», pero también que se ponga orden en los procesos de acogida y que «todos entendamos esto como una tarea común».
Medidas en días, semanas
También el primer ministro esloveno, Miro Cerar, cuyo país recibió más de 12.600 refugiados en apenas 24 horas, ha llamado la atención sobre la urgencia de consensuar un plan de acción «concreto e inmediato» que sea efectivo «en días, semanas».
«Aún controlamos nuestras fronteras e intentamos seguir siendo humanos y mostrar nuestra solidaridad, pero no podremos mantenerlo durante semanas si no recibimos ayuda, si no hay cooperación y solidaridad de otros países europeos, especialmente de los miembros de la Unión Europea», ha avisado el esloveno.
«Nuestra intención no es levantar nuevos muros o vallas, sino lograr una solución completa», ha declarado, por su parte, el primer ministro de Serbia, Aleksandar Vucic. El líder serbio se ha mostrado dispuesto a tratar «todas las cuestiones y dificultades» y a asumir parte del reparto de refugiados, pese a no ser parte de la UE.
El austríaco Werner Faymann, por su parte, ha avisado de que si no hay acuerdo, «la extrema derecha lo tendrá más fácil para decir que Europa ha fracasado». «La cuestión es si somos capaces de proteger las fronteras exteriores de la UE y si evitamos así que cada cual construya si propio muro detrás del que esconderse», ha dicho, porque ello permitirá también abrir una puerta a quienes tengan derecho a protección y tener «orden y humanidad».
Entre los más críticos con la negociación en marcha, el primer ministro de Croacia, Zoran Milanovic, que ha considerado inaceptables las propuestas de la Comisión Europea para acordar medidas operativas inmediatas con las que contener el tránsito de refugiados.
«Si los países se comprometen a no permitir el tránsito de migrantes a otros Estados si no cuentan con la aprobación de esos Estados, entonces no habría riesgo de fallar, porque somos los cuartos en la cadena», ha aseverado.
Por su parte, el presidente de Macedonia, Gjorge Ivanov, ha afeado a Grecia la falta de colaboración en el control de la frontera: «Hasta ahora no ha habido cooperación a nivel gubernamental entre Grecia y Macedonia sobre la crisis».
La cita se produce a iniciativa del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que ha invitado a diez Estados miembros (Eslovenia, Hungría, Croacia, Rumanía, Bulgaria, Austria, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania y Grecia) y a Serbia, Albania y a la Antigua República Yugoslava de Macedonia.