Estado Islámico recauda ahora mismo unos 73 millones de euros al mes procedentes de múltiples fuentes de ingresos entre las que destacan dos en particular: la explotación del crudo en sus territorios conquistados de Irak y Siria y la suma de apropiación de fondos a través del robo de bancos, impuestos a la población y confiscación de bienes. Según las últimas estimaciones de EEUU, la organización yihadista ha obtenido hasta el momento un mínimo de 900 millones. Las peores perspectivas, sin embargo, elevan esa cantidad a los 1.370 millones.
Estado Islámico es una organización yihadista con numerosos aspectos distintivos -en particular cuando se compara con precedentes como Al Qaeda- y el económico no es una excepción. «Estado Islámico es un blanco financiero muy difícil«, reconoció este jueves el actual subsecretario del Tesoro para Terrorismo de EEUU, Adam Szubin, «porque, a diferencia de otros grupos terroristas, solo una pequeña parte de sus ingresos proceden de mecenas extranjeros: es una organización que extrae sus ingresos de los territorios que controla».
Lo que sucede es que gran parte de las operaciones financieras de la organización yihadista están controladas por civiles, arrastrados a esta situación por la crueldad de la guerra. Y, dado que Estados Unidos y sus aliados han acordado que uno de los pilares de su lucha contra la organización yihadista se centra precisamente en la destrucción de sus estructuras de financiación y sus almacenes de crudo y dinero, estos civiles suelen ser las víctimas más numerosas de los bombardeos. Por no mencionar al resto de la población, exprimida por los gravámenes que les impone la organización terrorista.
Reparto de ingresos
De los 73 millones de euros mensuales de ingresos, unos 31 millones de euros (el 43%) procede de la explotación del crudo en los territorios bajo su control de Irak y, sobre todo, en Siria, donde gracias a la guerra campa prácticamente a sus anchas. Allí, en verano de 2014, Estado Islámico realizó un avance importantísimo al apropiarse, casi de un plumazo, con el grueso de las instalaciones petroleras del país al asumir el control de la provincia oriental de Deir al Zor.
Estado Islámico comenzó a partir de ahí a desarrollar una cuidada estrategia a través de la cual simultaneó la puesta en marcha de los mecanismos para trasladar el crudo con la apropiación de territorios: para julio ya se había hecho con el campo petrolífero de Omar, la joya de la corona de las instalaciones petroleras sirias, según comenta Nabih Bulos para el 'Los Ángeles Times'.
Hay que tener en cuenta que Estado Islámico no necesita mantener los niveles de producción previos a la guerra en Siria. De 385.000 barriles diarios se ha pasado a 30.000 a 40.000 barriles al día, una cantidad menor, pero mucho más manejable. De hecho, a veces sorprende la pequeña escala a la que operan: la mayor parte del crudo es trasladado a minúsculas refinerías privadas que operan civiles no afiliados, que se encargan de vender el producto — de calidad notablemente inferior — en el mercado negro.
A Estado Islámico le conviene empeorar en la medida de lo posible las condiciones de vida de los civiles en el conflicto. Cuanto peor lo pasen, más probabilidades tienen de acabar trabajando en el negocio del transporte de crudo, que comporta un enorme peligro.
«Estado Islámico cobra un 20 por ciento de impuestos por todos los servicios«, explica el analista del grupo de expertos IHS Ludovico Carlino. Y sus «servicios» son casi innumerables: electricidad, teléfono, acceso a Internet, textiles, industria y agricultura. Si a ello se le suman prácticas de extorsión y confiscación de bienes — unido a los botines obtenidos en sus asaltos a las sucursales bancarias de territorios conquistados — en total Estado Islámico obtiene mensualmente unos 36 millones de euros al mes, un 50 por ciento de su rendimiento.
El 7 por ciento restante de los beneficios de Estado Islámico proceden del tráfico de drogas, donaciones internacionales, secuestros y negocios privados alejados del petróleo, en especial los inmobiliarios y de transportes.
Distribución de crudo
Estados Unidos está convencido de que el régimen del presidente sirio, Bashar al Assad, es el destino principal del crudo de Estado Islámico. Washington reconoce la contradicción existente en esta afirmación, dado que los yihadistas son uno de los principales enemigos del Ejército sirio en el conflicto.
«Los dos se están haciendo picadillo mientras se relacionan entre sí a través de millones y millones de dólares en comercio de crudo», explicó Szubin en declaraciones realizadas ante la Chatham House de Londres. Parte del crudo, aunque sustancialmente menor, atraviesa la frontera hacia Turquía. El resto se consume dentro de los territorios de Estado Islámico.
Sobre Turquía, realmente no existen pruebas fehacientes. Los rusos lo sospechan pero hasta ahora no han proporcionado evidencias. Los kurdos -actualmente involucrados en un enfrentamiento armado contra Ankara – están más convencidos de ello, aunque sea por mera lógica estratégica: «Las únicas fronteras abiertas para Estado Islámico son las de Turquía«, explica el director de la Comisión Energética para el cantón sirio-kurdo de Rojaba, Salman Jalaf.
Aún más lógico es para el exasesor de seguridad iraquí Mowaffak Rubaie. «No hay grupo insurgente, se llame Estado Islámico o no, que pueda sobrevivir sin un estado vecino que, o bien le apoye directamente, o bien prefiera esconder la cabeza bajo tierra», explica al 'LA Times'. «Daesh (Estado Islámico) no puede lidiar con ésto en solitario», añade.
Combate financiero
Szubin reconoce que «Estado Islámico tiene dinero, pero también es vulnerable». El alto funcionario estadounidense considera que la organización requiere, al lidiar una guerra en varios frentes, de «fuentes de financiación que deben ser, al mismo tiempo, constantes y renovables».
El funcionario coincide en que Estado Islámico requiere, de manera perentoria, de un mercado internacional, y ese es uno de los grandes objetivos de la campaña económica contra la organización terrorista: «Nuestro objetivo», indicó, «es el de atacar tanto la capacidad de Estado Islámico para generar beneficios, como su capacidad para emplearlos».
En este sentido, Estados Unidos está cooperando con el Gobierno iraquí para asegurarse de que las decenas de entidades bancarias controladas por Estado Islámico en Irak quedan incapacitadas para acceder a los mercados financieros internacionales.
Además, Estados Unidos forma parte de los 30 países que forman la llamada Coalición Financiera contra Estado Islámico, que comparten información sobre los activos que maneja la organización terrorista, mientras la campaña armada se centra en las fuentes energéticas del grupo.
La campaña, a juicio de los analistas, y a costa de numerosas vidas civiles, está arrojando algunos resultados que todavía es demasiado pronto para calibrar, según el IHS.
«Hay indicadores iniciales de que el grupo está sufriendo para equilibrar sus presupuestos: parece que está recortando los salarios de sus combatientes, subiendo los precios de la electricidad y está introduciendo nuevos impuestos«. Tras su derrota en Tal Abyad, en la frontera con Turquía, la exportación del crudo ilegal se ha visto dificultada, pero la batalla se antoja larga y difícil.