El ministro de Exteriores de Ecuador, Ricardo Patiño, ha asegurado que tras la resolución de un grupo de expertos de la ONU sobre el caso de Julian Assange «ya es tiempo» de que Suecia y Reino Unido dejen en «libertad» al fundador de Wikileaks y ha denunciado un aumento de los casos de espionaje.
Assange, que lleva tres años y medio recluido en la Embajada ecuatoriana en Londres, ha recibido este viernes el aval del Grupo de Expertos de la ONU sobre Detención Arbitraria, que han cuestionado la presión de las autoridades suecas y británicas sobre el australiano. Para el fundador de Wikileaks, se trata de un dictamen «inapelable» y de obligado cumplimiento.
Patiño ha coincidido con este mensaje y, en una entrevista a TeleSur, ha insistido en que «ya es tiempo de que ambos gobiernos, el de Suecia y el del Reino Unido, dejen en libertad a Assange y no continúen con esta detención arbitraria». Asimismo, ha apelado al «resarcimiento», algo a lo que también aludieron los expertos de Naciones Unidas.
«Que no se quede en la impunidad este proceso que ha seguido Assange y que el mundo entero ha podido conocer», ha subrayado Patiño, que ha reprobado un caso en el cual ve «evidente persecución política».
En este sentido, ha recriminado que no se haya tomado siquiera declaración o que, en el «colmo» de la «arbitrariedad», las autoridades británicas y suecas no hayan tenido en cuenta los problemas médicos de Assange. Patiño ha denunciado la «inhumanidad» y ha subrayado que «cualquier persona que estuviera presa y que estuviera condenada por los más horrendos crímenes, tendría derecho a una atención a su salud».
El canciller ecuatoriano ha reiterado este viernes la queja de su Gobierno por el supuesto espionaje a la que estaría siendo sometida la Embajada en Londres, donde se habrían encontrado micrófonos ocultos. Patiño ha lamentado la falta de respuesta del Ejecutivo británico, que no ha aclarado las dudas.
Quito ha exigido en reiteradas ocasiones a Londres que otorgue un salvonducto que permita a Assange abandonar la legación diplomática y el país, algo a lo que el Ejecutivo de David Cameron se ha negado tanto antes como ahora.