El Papa Francisco considera que el magnate Donald Trump, aspirante republicano a la Casa Blanca, «no es cristiano» por querer levantar un muro entre México y Estados Unidos para no permitir la entrada de inmigrantes.
«Una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiano. Esto no está en el Evangelio. Después, lo que usted me decía, sobre qué aconsejaría, votar o no votar, no me meto. Solo digo: este hombre no es cristiano», ha dicho Francisco durante una rueda de prensa en el avión que le ha trasladado desde México a Roma.
Sin embargo, el Papa le ha concedido el beneficio de la duda –-«hay que ver si dijo así las cosas»-– al ser preguntado sobre si un católico norteamericano puede votar a un político que ha propuesto el levantamiento de un muro a lo largo de la frontera sur.
Por otro lado, en cuanto al virus del zika, relacionado con microcefalia en fetos, el Papa ha aclarado que «el aborto no es un mal menor» sino «un crimen» pero ha reconocido que evitar el embarazo «no es un mal absoluto» y puede recurrirse a esta opción en casos como este.
«El aborto no es un mal menor: es un crimen. Es echar fuera a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia. Es un mal absoluto. Sobre el mal menor, lo de evitar el embarazo, hablamos en términos de conflicto entre el quinto y el sexto mandamiento. Pablo VI, el grande, en una situación difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos en los que fueron violentadas», ha recordado.
«En ciertos casos, como en este, como en el que he nombrado de Pablo VI, era claro», ha subrayado, al tiempo que ha exhortado a los médicos a que hagan «de todo» para encontrar una vacuna contra el zika.
Sobre los casos de abusos en la Iglesia, el Papa Francisco ha invitado a los obispos que se dedican a cambiar a sacerdotes de su diócesis que han cometido abusos para esconder la pederastia a presentar su renuncia. «Un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia. ¿Clarito?», ha subrayado.
En cuanto al caso concreto de Marcial Maciel, el Pontífice ha destacado la «valentía» del entonces cardenal Joseph Ratzinger para «destapar la olla» de la pederastia. También ha recordado que San Juan Pablo II, diez días antes de morir, dijo a toda la Iglesia que había que limpiar las porquerías de la Iglesia.
Por otro lado, Francisco ha defendido la relación de amistad que mantuvieron Juan Pablo II y la filósofa Anna-Teresa Tymieniecka para aclarar que «una amistad con una mujer no es pecado» y para señalar que la mujer puede hacer «mucho bien en la vida de un cura» en el sentido de aconsejarle y ayudarle.
«Una amistad con una mujer no es pecado. Es amistad. Una relación amorosa con una mujer que no sea tu mujer es pecado. ¿Entendido? Y el Papa es un hombre, tiene necesidad incluso del pensamiento de las mujeres y también el Papa tiene un corazón que puede tener una amistad sana, santa con una mujer», ha explicado, al tiempo que ha puesto ejemplos como el de Francisco y Clara o Teresa y San Juan de la Cruz.
Uniones homosexuales
En cuanto al debate en el Parlamento italiano sobre las uniones entre personas del mismo sexo, el Pontífice ha recordado que no se inmiscuye en política pero ha matizado que «un parlamentario católico debe votar según la propia conciencia bien formada». También se ha reafirmado en sus declaraciones en el viaje a Río de Janeiro: «Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?».
Asimismo, se ha referido a la importancia de la familia y de la preparación al matrimonio. «Ahora no mucho, pero hace algunos años había en mi país la costumbre de los casamientos de apuro, hechos con prisa porque viene un niño, para taparlo socialmente y salvar el honor de la familia y ahí no eran libres. Y yo, como obispo, he prohibido hacer esto a los sacerdotes cuando existía esto. Que nazca el niño, que permanezcan como novios y cuando sientan hacerlo para toda la vida que vayan adelante», ha recomendado.
En cuanto a los divorciados que se han vuelto a casar, ha especificado que su integración en la Iglesia no significa que puedan comulgar en la misa. «Todas las puertas están abiertas, pero no se puede decir que estas personas puedan comulgar», ha insistido.