Los trabajos de desmantelamiento parcial del campamento de inmigrantes y refugiados instalado en las afueras de la localidad francesa de Calais, también conocido como la 'jungla', se han visto marcados por los enfrentamientos.
Unos 20 operarios fuertemente escoltados por agentes de policía se han encargado de desmantelar la mayor parte del campamento, salvo las instalaciones de uso común, según las informaciones facilitadas por el diario francés 'Le Monde'.
Pese a que en un primer momento los trabajos transcurrieron sin incidentes, después de mediodía varios inmigrantes empezaron a lanzar objetos a los agentes desplazados al lugar como signo de protesta ante el desmantelamiento.
En respuesta, la policía ha utilizado gases lacrimógenos y cañones de agua para hacer frente a los responsables de los incidentes, que se han saldado con un total de cuatro detenidos, entre ellos tres miembros del grupo Sin Fronteras, que aboga por la abolición de las fronteras.
El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, aseguró la semana pasada que las autoridades trabajarán en coordinación con las organizaciones humanitarias para realojar a los inmigrantes en un parque cercano con contenedores y en otros centros de recepción de Francia.
El jueves pasado, un juez ratificó la orden de desalojo de inmigrantes de la zona sur del campamento, aunque mantuvo la prohibición de desmantelar las instalaciones de uso común, como son la escuela y un teatro.
Miles de inmigrantes y refugiados que huyen de la pobreza, la guerra y la violencia, muchos de ellos de Afganistán, Irak y Siria, llegaron en 2015 a Calais para intentar desde allí alcanzar Reino Unido.
La mayoría de los inmigrantes y refugiados intentan subirse ilegalmente a los trenes y camiones que cruzan el Canal de la Mancha, para luego intentar reunificar a su familia desde territorio británico.
La presencia de los inmigrantes y refugiados en el campamento ha derivado en tensiones con la población local, lo que ha hecho a la Policía mantener allí un destacamento permanente.