Un policía ha confesado que los cinco jóvenes desaparecidos en la región de Tierra Blanca, en el estado mexicano de Veracruz, fueron asesinados por las fuerzas de seguridad porque les parecieron «sospechosos».
El subsecretario de Derechos Humanos, Roberto Campa, entregó a los padres de las víctimas la declaración del agente Rubén Pérez, uno de los ocho policías detenidos por este caso, en la reunión que mantuvo con ellos el lunes.
«Este policía narra todos los hechos y nombra a todas las personas que están detenidas (…) Y pues pasa lo que no queríamos que pasara, nos los matan», ha contado este martes a Radio Fórmula José Benítez, padre de uno de los jóvenes desaparecidos.
Campa, por su parte, ha explicado que Pérez «estuvo presente en los momentos claves», apuntando a la detención, los interrogatorios y el traslado de los jóvenes al rancho 'El Limón', «donde los privan de la vida» y «desaparecen sus cuerpos» en un río.
Interrogado sobre los motivos, Campa ha confesado que «es una de las partes más terribles». «Los cinco jóvenes traían placas del Distrito Federal y les parecieron sospechosos. La razón es que les parecieron sospechosos», ha lamentado.
El subsecretario ha hecho hincapié en la importancia de la declaración de Pérez porque «hasta ahora la investigación se estaba conformando principalmente con información técnica, videos, huellas, referencias, teléfonos…».
Benítez ha insistido en que los padres de los desaparecidos no abandonarán Tierra Blanca hasta que las autoridades mexicanas «agarren a todos los responsables», según informa el diario local 'Milenio'.
Los cinco jóvenes –cuatro hombres y una menor de edad– volvían el 11 de enero de un viaje de fin de semana cuando fueron interceptados por policías estatales, que aparentemente los entregaron a miembros del crimen organizado.
Los jóvenes desaparecieron en Tierra Blanca, una zona del estado de Veracruz donde opera principalmente el temido cártel de Los Zetas, que también se dedica a otros ilícitos como secuestros y tráfico de inmigrantes centroamericanos.
En el marco de la investigación de este caso, las autoridades mexicanas han hallando 400 restos humanos en el mismo lugar donde supuestamente fueron asesinados los jóvenes, lo que –de acuerdo con las familias– demuestra un patrón de comportamiento.