El Papa Francisco ha relatado el viaje que este sábado realizó, junto con el Patriarca ecuménico Bartolomeo y el arzobispo de Atenas y Grecia Jerónimo, a la isla griega de Lesbos, uno de los puntos de llegada de refugiados que cruzan el mar desde Turquía.
«¡Cuántos de ellos eran niños! Algunos de esos niños han vivido la muerte de sus padres y compañeros, algunos ahogados en el mar. ¡He visto tanto dolor!». Ha lamentado ante los fieles que han acudido a la Plaza de San Pedro para el rezo del Regina Coeli.
El Pontífice ha agradecido a quienes «le han acompañado con la oración» durante el viaje, cuyo objetivo era, según ha explicado, «llevar la solidaridad de la Iglesia a los refugiados y al pueblo griego».
Además, ha relatado el caso de un hombre joven de religión musulmana y casado con una chica cristiana, a quien visitó ayer con sus dos hijos. «Se amaban y se respetaban, pero su mujer fue degollada por los terroristas por no querer abandonar su fe. Es una mártir, y aquel hombre lloraba tanto…», ha explicado.
Terremoto de Ecuador
Francisco ha recordado también a la víctimas del terremoto de Ecuador, por quienes ha asegurado que «reza mucho», y a las víctimas de los terremotos de los últimos día de Japón. «Que la ayuda de Dios y de los hermanos os dé fuerza y sustento», les ha deseado.
Igualmente, ha hecho referencia al problema de las familias que se encuentran sin trabajo a quienes «se siente cercano» y ha pedido que «prime el interés de la persona humana y no el interés particular».
Jornada por las vocaciones
Asimismo, ha invitado a los fieles a aprovechar la Jornada de Oración por las Vocaciones y a «rezar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada». «Esta mañana he ordenado a once nuevos sacerdotes», ha explicado.
Además, ha invitado a los chicos y chicas que han acudido a la Plaza de San Pedro para acompañar al Pontífice en el rezo dominical a «pensar si el Señor no les llama a consagrar la vida a su servicio, sea en el sacerdocio o en la vida consagrada».
Francisco ha invitado a los fieles a escuchar la Palabra de Jesús, al hilo del Evangelio de este domingo, «no solo con las orejas, sino con el corazón» para «no hacerlo de forma superficial» y «responder generosamente».
«Ya no tenemos miedo, nuestra vida ha sido ya salvada de la perdición. Nada ni nadie podrá arrancarnos de las manos de Jesús porque nada ni nadie puede vencer su amor», ha manifestado el Pontífice durante la predicación previa al rezo del Regina Coeli.