El primer ministro francés, Manuel Valls, dijo este jueves que no retirará la reforma laboral a pesar de las protestas y, aunque admitió la posibilidad de introducir algún cambio, reiteró que «no habrá modificación de la filosofía general del texto».
Valls, en una entrevista radio-televisada por 'RMC' y 'BFM TV', descalificó por «irresponsable» la acción de la Confederación General del Trabajo (CGT), que lidera el movimiento contra su proyecto de ley, y aseguró que se van a «seguir desbloqueando» las instalaciones petroleras e industriales cuyos accesos han cerrado los piquetes de huelguistas.
Avanzó que «todas las posibilidades están encima de la mesa» cuando se le preguntó si podría recurrir a las disposiciones que permiten obligar a volver al trabajo a los huelguistas en caso de fuerza mayor.
Valls reconoció que «entre el 20 y el 30 % de las gasolineras están cerradas o en dificultades» y que «son los franceses los que sufren por esta situación» que de continuar «puede pesar sobre la economía francesa» ahora que el país lleva dos meses consecutivos reduciendo el número de parados.
El primer ministro afirmó que el proyecto de ley para la reforma laboral se acabará aprobando este verano y no descartó volver a recurrir el mecanismo al que ya recurrió para evitar el voto en la Asamblea Nacional, donde no tenía mayoría por la fractura en su propia formación, el Partido Socialista.
Insistió en su argumento de que «esta ley es buena para las empresas (…) buena para los asalariados (…) buena incluso para los sindicatos» y subrayó que «está descartado cambiar de dirección» aunque «puede haber modificaciones».
A continuación, puntualizó que en cualquier caso no cambiarían la esencia del artículo 2, el más polémico -y al que se opone tajantemente la CGT-, que establece la primacía de la negociación dentro de la empresa, en detrimento de los convenios colectivos.
Valls, que recordó que el texto se ha consensuado con el gran sindicato reformista, la Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT) se defendió de querer imponer una reforma que los que se oponen la tachan de liberal.
«Cómo se puede pensar que quiero romper el modelo social francés», señaló, antes de hacer notar que en Francia hay «muchos conservadurismos», y que la alternativa sería convocar elecciones anticipadas, que supondría la llegada al poder de un Gobierno de derechas.
EFE