lunes, septiembre 30, 2024
- Publicidad -

La «hostil opinión pública española» provocó que Bush convocara la cumbre de las Azores

No te pierdas...

El presidente estadounidense George W. Bush se vio obligado a convocar la Cumbre de las Azores por la presión de la «hostil opinión pública española» que estaba «presionando fuertemente» a José María Aznar antes de la guerra de Irak. Fue el 16 de marzo de 2003 cuando se celebró la famosa reunión, que selló la alianza para la invasión y llevó la imagen de Aznar por todo el mundo.

El detalle de cómo se fraguó el encuentro lo desvela la investigación sobre la guerra de Irak que se acaba de hacer pública en Reino Unido. Tony Blair –entonces 'premier' británico– asegura que  “Bush se vio parcialmente obligado” a celebrar aquella reunión “para reforzar a España y Portugal que apoyaban la invasión pero cuyos primeros ministros estaban bajo una enorme presión de una opinión pública y parlamentaria hostil”. 

Con esta reunión los mandatarios querían «mandar un mensaje a Saddam para que cumpliera» sus compromisos «y al Consejo de Seguridad de la ONU para que apoyaran la segunda resolución», según las palabras de Blair recogidas en el informe. 

Y es que, aun con todos los esfuerzos, EEUU, Reino Unido y España no habían conseguido recabar los apoyos para que la ONU autorizara una invasión militar de Irak. El resto de países pedían más tiempo y que se llevaran a cabo las inspecciones pactadas en la primera resolución. 

Esta de la Cumbre de las Azores es una de las muchas revelaciones de la investigación que se ha publicado este miércoles en el Reino Unido y que ha vuelto a llevar a uno de los protagonistas de la invasión de 2003 a todas las portadas.

El ex primer ministro británico, Tony Blair, ha sido acusado con contundencia de invadir Irak “antes de que las opciones pacíficas para el desarme fueran agotadas”. “La opción militar no era el último recurso en ese momento”, según rezan las conclusiones de sir John Chilcot, el presidente de ‘The Iraq Inquiry’, la comisión de investigación sobre la participación del Reino Unido en la invasión de Irak de 2003.

Aunque no ha saltado a las portadas, casi ni a mínimas referencias, el papel del entonces presidente del Gobierno español también aparece en el informe. Esa investigación independiente, que ha llevado siete años de recopilación de información, refleja el apoyo incondicional de José María Aznar a George W. Bush y Tony Blair y cómo terminó convirtiéndose en una de las piezas fundamentales en los intentos de justificación de la invasión al Irak de Saddam Hussein.

Desde el comienzo, Aznar quiso hacer buenas migas con su colega estadounidense. Mientras países como Alemania o Francia buscaron el paraguas de Naciones Unidas, “España no quiere abrir una brecha con Estados Unidos”, según las propias palabras del gobierno británico en sus informes internos sobre los posibles apoyos a una invasión ya en marzo de 2002, poco antes de que Blair y Bush ultimaran sus planes para la invasión.

Poco a poco, España se fue convirtiendo en el segundo socio europeo incondicional para Bush. En noviembre de 2002, la ONU aprobó la resolución 1441, en la que se daba un ultimátum de 30 días a Saddam Hussein para que autorizara inspecciones sobre la existencia de armas de destrucción masiva, le pedía una declaración de programas de armamento y no realizar ningún acto de amenaza.

Bush decidió que Irak no cumpliría la resolución y puso en marcha, con la ayuda de Reino Unido y España, la elaboración de una segunda resolución de la ONU que permitiera la invasión. En ese punto, el informe detalla cómo España y Reino Unido despliegan todas sus dotes diplomáticas para tratar de convencer al resto de países de que era necesaria una resolución que apoyara la invasión.

En uno de los puntos del informe, la versión de Blair indica que Aznar tiene dudas de que la resolución vaya a ser apoyada y que ve a Bush «puede estar muy confiado» en que se aprobará tras haberse reunido con él. Pese a sus dudas, continúa con el plan previsto. 

España se adhirió de manera completa a la postura de Bush y así lo llevó al Consejo de Seguridad de la ONU. La ministra de Exteriores de aquel entonces, Ana Palacio, argumentó que no era necesario enviar más inspectores. “La estrategia de más inspectores y más tiempo es la estrategia de la impotencia”, espetó la ministra para pedir el apoyo a la invasión, basándose en unos informes de armas de destrucción masiva que ahora se revelan “defectuosos”.

El informe recoge otros momentos en los que Aznar tuvo dudas, como a la hora de presentar la segunda resolución -a instancias de EEUU, Reino Unido y España- si no iba a ganarse la votación, aunque al final “estavo de acuerdo en intentarlo”, según las palabras de Blair, una muestra de la entrega del expresidente español a la voluntad de Blair y Bush. 

Paula Pérez Cava

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -