El atentado terrorista ocurrido en Niza ha dejado 84 fallecidos y más de un centenar de heridos. Pero también hay muchas otras personas que por cuestiones de azar o del destino han conseguido salvar sus vidas 'in extremis'. Este es el caso de Iván Méndez Bayón, un español afincado en Niza desde hace más de dos años que vivió el ataque en una parada de autobús que se encontraba a escasos metros de la Promenade Des Anglais -el Paseo de los Ingleses-, lugar donde ocurrieron los fatídicos hechos.
El joven, que se trasladó a ciudad francesa para continuar sus estudios y conseguir un trabajo, afirma que tenía pensando dar un paseo y ver los fuegos artificiales que conmemoran el Día Nacional de Francia. Al final, unos minutos antes de que el camión kamikaze arrollara a los viandantes que allí se encontraban, Iván decidió volver a su casa para descansar después de haber estado cenando a tan sólo cinco minutos de la tragedia. «Se puede decir que he vuelto a nacer», afirma.
«Estaba esperando en el parada del autobús para regresar a mi casa y de repente vi aparecer a gente corriendo con las caras desencajadas y con lágrimas en los ojos», narra el joven español. No fue hasta transcurrido unos minutos cuando se dio cuenta de la magnitud de lo que había ocurrido. El pánico se apoderó de él y corrió a ninguna parte con la esperanza de que no ocurriera nada más y llegar a su casa sano y salvo. «He escuchado durante toda la noche sirenas y coches de Policía pasar durante toda la noche», afirma Iván Méndez. Además, «afortunadamente» no tiene que lamentar ninguna pérdida ya que no había ningún conocido entre los fallecidos.
«Ahora me doy cuenta de la amenaza del terrorismo yihadista»
Thomas Prentout, un joven nizardo que realizó su beca Erasmus en la provincia de León, es otra de las personas que en un principio 'debían' estar en el lugar de los atentados. Una llamada de un amigo retrasó la salida de su casa hacía el Paseo de los Ingleses. «Había quedado con algunas personas para ir a ver los fuegos artificiales, pero decidimos ir a casa de un amigo, a tan sólo unos metros del atentado, para jugar a la videoconsola», afirma.
El afortunado joven francés se enteró de la fatídica noticia a través de la novia de su amiga que recibió la llamada de su madre, la cual se encontraba en el lugar de los hechos. «Estuve llorando desde las once hasta las tres de la mañana», narra Prenotut. Además, afirma que es ahora cuando se ha dado cuenta de la magnitud de la amenaza del terrorismo yihadista. «Cuando ocurrió lo de París me quedé muy tocado, pero era París… Pero esto es Niza, a sólo unos metros de mí. Es muy diferente, la amenaza es real», comenta asustado.
La situación de Thomas hubiera sido más dramática sí al final hubiera decidido ir junto a sus amigos al lugar donde el camión conducido por un tunecino de 31 años arrolló a cientos de personas. Una intervención quirúrgica en su rodilla hubiera limitado sus movimientos y hubiera sido un blanco fácil. «Me han operado hace poco del ligamento cruzado y no sé cómo podría haber esquivado al camión o a la gente que corría despavorida», comenta.
Al igual que Iván, Thomas no tiene ningún familiar, amigo o conocido entre los fallecidos y heridos, pero sí conoce a gente que ha perdido algún ser querido durante en el ataque terrorista. «Es horrible que pase esto en nuestra fiesta nacional con la calle repleta de niños», sentencia.
Carlos Lospitao