Alemania vive en las últimas horas en una psicosis permanente. El último suceso que ha vuelto a causar el pánico en el país ha ocurrido en la madrugada de este lunes después de que un refugiado sirio de 27 años hiciera detonar un artefacto explosivo en un restaurante en el centro de la pequeña ciudad de Ansbach, cerca de la ciudad de Nuremberg, en el estado de Baviera. La explosión se ha saldado con la muerte del propio atacante y de doce personas heridas, tres de ellas en estado muy grave.
El atacante, que vivía en un albergue de Ansbach, llegó hace dos años a Alemania y había solicitado asilo, petición que fue denegada el año pasado. El joven sirio tenía una orden de deportación a Bulgaria, pero no había sido ejecutada, según ha informado un portavoz del Ministerio de Interior alemán, quien ha añadido que se está investigando por qué no se le había expulsado del país. El Gobierno de Berlín cree el atacante no está vinculado con el Estado Islámico, pero por el momento las autoridades no se descarta la hipótesis del atentado yihadista.
Según los investigadores, este hombre, que ya contaba con antecedentes policiales, había intentado quitarse la vida en otras dos ocasiones y estaba en tratamiento psiquiátrico.
El Ejecutivo alemán está investigando actualmente a 59 refugiados por presuntas inclinaciones yihadistas, en muchos casos por indicios apuntados por compañeros de los propios albergues.
La explosión de este domingo en Ansbach ha reabierto el debate sobre la situación de los refugiados en Alemania. En el último año han llegado al país 1.320.000 de solicitantes de asilo. El Gobierno ha llamado a no criminalizar a los refugiados por hechos puntuales.
El ataque pudo ser peor
El ataque perpetrado en la noche de este domingo pudo haber sido peor. El refugiado trató de acceder a un festival de música al aire libre que se celebraba en el centro de la ciudad y al que asistían 2.500 personas, pero no le permitieron el acceso. Fue entonces cuando improvisó el ataque contra el restaurante, donde logró herir a doce personas. Dicho festival fue suspendido inmediatamente y todos los asistentes abandonaron el lugar del evento.
Aunque en un principio se apuntó a una explosión de gas, muy pronto las autoridades lo descartaron y apuntaron a un artefacto explosivo como causa de la deflagración.
Semana fatídica
La explosión de Ansbach tiene lugar en una semana repleta de sucesos fatídicos en Alemania. El primero de ellos ocurrió el pasado lunes cuando un joven de origen afgano irrumpió en un tren regional en Wurzburgo e hirió a cinco personas. El ataque fue reivindicado por el Estado Islámico.
El viernes por la tarde un joven alemán-iraní asesinó a nueve personas, la mayoría adolescentes, e hirió a otras 35 en un centro comercial de Múnich. El último suceso trágico ha tenido lugar en la tarde de este domingo cuando un refugiado sirio ha matado con un machete a una mujer y herido a otras dos en la ciudad de Reutlingen, en el suroeste del país.
S. J.