Son sólo unos metros de alambre, pero se han convertido en el quebradero de cabeza de dos continentes: Europa y África. La valla fronteriza que separa la Ciudad de Ceuta de Marruecos y el endurecimiento de las leyes migratorias del Viejo Continente han creado un nicho de pobreza y miseria en ciudades como Tánger, donde miles de migrantes mendigan por sus calles a la espera de dar el salto hacia tierras españolas.
No es nuevo que la mayoría de la población que reside en Marruecos esté conformada por personas que están de manera provisional y que sólo buscan las fuerzas suficientes para entrar en la Unión Europa a través de una embarcación ilegal o saltando la valla ceutí. Pero el exceso de migración desde las zonas más pobres de África y la disminución de las personas que logran cruzar la frontera han recrudecido las condiciones de vida de los migrantes que llegan a Tánger o Nador, según relata Ceuta Actualidad.
El mismo diario digital narra cómo las fuerzas de seguridad marroquíes han elevado el nivel de violencia contra los migrantes que están en el bosque próximo a la frontera del Tarajal. La situación se ha convertido en crítica ante el elevado número de personas que no han logrado cruzar Europa durante los últimos meses. Al final, estos individuos caen en el olvido de las autoridades y de la población marroquí, que antes de la masificación se mostraba mucho más cercana y caritativa con los migrantes.
El ejemplo del aumento de la presión sobre este sector de personas que buscan un futuro mejor se pudo observar hace muy pocos días, cuando un varón de origen camerunés fue devuelto a Marruecos tras estar más de 30 horas encaramado en la valla del perímetro fronterizo entre Ceuta y el país africano. Pero esta situación no sólo la viven personas en edad adulta. También se pueden observar multitud de menores en las calles más céntricas y turísticas de Marruecos a la espera de recibir una limosna que alimente su sueño de llegar al Viejo Continente al menos un día más.
La escasez de recursos y la difícil situación económica de Marruecos hacen que sea casi imposible que un migrante africano pueda acceder a un trabajo mientras dura su peregrinación en el país alauita. Si el bloqueo migratorio continúa por parte de la Unión Europea, Marruecos puede convertirse en tan sólo unos meses en un campo de refugiados venidos desde la partes más pobres del sur de África.
Carlos Lospitao