El número total de trabajadores del sector público turco que ha sido despedido o suspendido del cargo a raíz del fallido golpe militar del 15 de julio supera las 81.000 personas, anunció hoy el primer ministro turco, Binali Yildirim.
«Se ha suspendido del cargo a 76.597 personas. Otros 4.897 fueron expulsados de su puesto de funcionario. De ellos, más de 3.000 son militares. Sumando suspendidos y expulsados, el total es de 81.494 personas», precisó el mandatario.
Sobre todos los funcionarios suspendidos pesa la sospecha de mantener lazos con la cofradía del predicador Fethullah Gülen, exiliado en Estados Unidos y al que Ankara acusa de haber instigado el golpe, aunque él lo niega.
Los miembros de la cofradía «tienen redes de comunicación privadas que han creado ellos mismos», aseguró Yildirim durante su discurso, recogido por la cadena NTV.
«Han establecido una infraestructura de comunicación que no puede utilizar nadie más. En esta infraestructura de comunicación hay más de 50.000 nombres. Se va a por éstos», indicó el primer ministro.
Aunque las grandes purgas después del golpe causan preocupación en numerosos sectores de la sociedad, la oposición izquierdista mantiene que, «por ahora», la gran mayoría de los suspendidos son personas de ámbitos aparentemente cercanos a la cofradía.
En Ankara, la purga sólo ha afectado «a algo más de un centenar» de funcionarios manifiestamente izquierdistas y alejados de los planteamientos de Gülen, indicó a Efe el presidente del partido izquierdista y prokurdo HDP, Selahattin Demirtas, la semana pasada.
Gran parte de los funcionarios suspendidos dependen del Ministerio de Educación, que ha apartado del cargo a 15.200 empleados, además de anular las licencias de 21.000 profesores que trabajaban en la enseñanza concertada.