Seis personas han muerto y más de 200 han resultado heridas en dos atentados con coche bomba en Turquía. El primer ataque se produjo en la provincia suroriental de Van y horas después, otro coche bomba estallaba cerca de una comisaría de la ciudad de Elazig. Ambas explosiones han sido atribuidas por el Gobierno turco al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
El primer atentado ocurrió en la noche del miércoles y según el gobernador de la provincia, Ibrahum Tasyapan, numerosas viviendas han resultado dañadas mientras que tres personas han fallecido. Otro coche explotó a las 6:20 de la madrugada en un aparcamiento próximo a una comisaría turca. El edificio de cuatro plantas ha quedado prácticamente destruido y se han producido daños en las tiendas y locales que se encontraban en un radio de dos kilómetros. Otras tres personas han muerto y más de 100 personas han resultado heridas.
En los últimos meses, el PKK ha recurrido a menudo a estos atentados con coches bombas que han explotado cerca de algunas comisarías turcas. Este partido, prohibido desde hace unos años, es considerado un grupo terrorista por Turquía, EEUU y la Unión Europea.
Las autoridades turcas han impuesto un bloqueo temporal en la cobertura mediática de ambos atentados, citando preocupaciones sobre “orden público y seguridad nacional”. El país suele imponer este tipo de restricciones tras atentados con bombas múltiples víctimas con la intención de evitar causar “temor, pánico y trastornos a la población y que pueda servir a los objetivos de organizaciones terroristas”, explicaron las fuerzas de seguridad.
En España, el Ministerio de Exteriores ha manifestado en un comunicado su solidaridad con el pueblo y las autoridades turcas tras dichos atentados. También ha expresado su pésame a los familiares de los fallecidos y confía en que los autores del ataque “respondan cuanto antes” ante la justicia por sus actos.
Andrea Morea