El Gobierno conservador británico ha anunciado que no esperará a estar fuera de la Unión Europea para tomar medidas restrictivas que frenen la inmigración. Para ello, endurecerán las condiciones en la contratación de ciudadanos no británicos y en la llegada de estudiantes universitarios al país. Así lo han manifestado en el congreso anual del partido que ha tenido lugar en Birmingham.
La ministra del interior de Reino Unido, Amber Rudd, explicó que son muchos los extranjeros que llegan a la isla y que hay que trabajar más para que “solo entren los mas brillantes y mejores”. Rudd resaltó que deben garantizar que los puestos de trabajos ofertados que puedan realizar los británicos sean ocupados por estos y no por ciudadanos extranjeros.“Tenemos que asegurar que la gente que viene está llenado los vacíos en el mercado laboral, no asumiendo trabajos que podrían realizar los británcos”, dijo. A las duras palabras de Rudd se han sumado las de la primera ministra de Reino Unido, Theresa May. Esta ha explicado que los médicos extranjeros en el país podrán seguir realizando su labor “hasta que haya el suficiente número de médicos formados en Reino Unido”.
Entre las medidas que van a tomar se encuentra la de obligar a las empresas a hacer público un listado con el número de trabajadores extranjeros que tienen empleados. Por otro lado, para limitar el número de estudiantes en las universidades británicas, llevarían a cabo un mayor control en la política de visados, que dependerá de la calidad de la universidad en la que quieran estudiar. La ministra asegura que “hay que limitar el número de estudiantes extranjeros porque después se quedan en Reino Unido a trabajar”. Además, crearán un fondo de control de migración al que destinarán 140 millones de libras.
Las reacciones tanto de empresarios y universidades así como de las propias cámaras de comercios británicas no han tardado en llegar. Han mostrado sus diferencias con la política del Gobierno de May. “En tiempos en que necesitamos fuertes vínculos globales para acceder a nuevas oportunidades tras el referéndum, es vital que ofrezcamos una imagen de apertura”. Declaró Josh Hardie, subdirector de la Confederación de Industrias Británicas (CBI). Hardie aseguró que las empresas “no darán la bienvenida” a futuras restricciones en la llegada de inmigrantes cualificados. Entre tanto, las universidades han recordado que los alumnos internacionales crean una mayor competitividad y que aportan una elevada cantidad a la economía británica, casi 7.000 millones de libras al año, además de que su presencia genere 137,000 puestos de trabajo en todo el país.
Rudd, bombardeada a críticas, acudió este miércoles a un programa matinal de la BBC. La ministra asegura que los planes del Gobierno no son xenófobos y que de momento las medidas no son firmes, sino que son propuestas. “Debemos ser capaces de hablar sobre inmigración, sobre qué habilidades deben tener en el país para estimular la economía” añadió.
Beatriz Jiménez