El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha salido tocado pero vivo del segundo debate con su rival demócrata, Hillary Clinton. El magnate llegaba en las horas más bajas de su campaña presidencial, acosado por el escándalo de los comentarios lascivos y machistas sobre las mujeres, y entre múltiples peticiones de dimisión desde algunos sectores del Partido Republicano. Este nuevo cara a cara, que se ha celebrado en la Universidad de Washington de San Luis (Misuri), ha mantenido a millones de estadounidenses pegados a la pantalla del televisor tras la enorme expectación suscitada a raíz de la última polémica del empresario neoyorkino.
La imagen de Trump está seriamente dañada tras el rosario de polémicas que le han acompañado desde el inicio de su campaña. Pero la gota que ha colmado el vaso se produjo este viernes tras la difusión de un vídeo de 2005, en el que el magnate relataba a un presentador de televisión cómo abusa de las mujeres desde su posición de poder. La tormenta política que se ha desatado en las filas de los republicanos le ha situado en el disparadero. Dirigentes de alto perfil del partido han condenado con rotundidad sus palabras ofensivas de Trump y han pedido su dimisión o le han retirado su apoyo.
El candidato republicano ha intentado neutralizar los ataques de sus compañeros de partido con un golpe de efecto al comparecer, apenas una hora antes del debate, con cuatro mujeres que denunciaron en su día haber sido violadas por el expresidente Bill Clinton. Una maquiavélica maniobra con la que trataba de trasladar también la presión al bando demócrata.
Ya en el cara a cara, Clinton hizo un recordatorio de todos los sectores de la población a los que ha atacado durante la campaña. «Ya sabemos quién es Donald Trump acerca de su calificación para ser nuestro presidente. Ha atacado a inmigrantes, afroamericanos, latinos, personas con discapacidad, prisioneros de guerra, musulmanes y tantos otros», advirtió.
Trump también pasó al contraataque y acusó a Clinton en varias ocasiones de mentirosa. El magnate ha dicho que si él fuera presidente, la demócrata estaría «en la cárcel» por el escándalo del uso de su correo electrónico privado cuando era secretaria de Estado. Ha llegado incluso a amenazarla con nombrar a un «fiscal especial» para investigar a la ex secretaria de Estado si llega a la presidencia. Ella ha optado por defenderse una vez más de este «error» y ha manifestado su «compromiso» por tomar en serio el manejo de información clasificada.
Según la mayoría de expertos y medios de comunicación, Clinton ha ganado a un Trump contra las cuerdas, en uno de los debates presidenciales más tensos de la historia. El magnate continúa así perdiendo terreno en la mayoría de los sondeos, que otorgan a su rival demócrata una media de más de cuatro puntos de diferencia, tras enredarse en sus ataques a la ex Miss Universo Alicia Machado, entre otras polémicas que han alcanzado su cenit con el sonado escándalo del vídeo.
S. Jiménez