La situación en el norte de Europa se tensa. Rusia ha vuelto a despertar los recelos de algunos países que habían ‘relajado’ algunos aspectos en materia de Defensa y, en cuestión de una década, Suecia y Alemania han vuelto a plantear la reintroducción del servicio militar obligatorio.
En el caso de Suecia, que eliminó la ‘mili’ en el año 2010, los expertos apuntan directamente a la amenaza rusa, aunque se debe también a un problema de reclutamiento para su ejército, según ha explicado su ministro de Defensa, Peter Hultqvis. Con la medida, se prevé que unos 4.000 jóvenes nacidos a partir de 1999 se incorporarán a las filas del ejército sueco a partir de 2018. La nueva medida incluye también diferencias respecto al anterior sistema y las mujeres también serán incluidas en el reclutamiento, como también ocurre en Noruega o Israel, el caso más conocido.
Este mismo verano, Alemania aprobó un plan de Defensa Civil que incluye la posibilidad de obligar a hacer la ‘mili’ a los jóvenes en caso de “graves amenazas”. El servicio militar obligatorio fue eliminado en Alemania en 2011. El plan contiene también una serie de recomendaciones para la población civil, como el acopio de alimentos y agua para al menos una semana.
En Francia, el expresidente y candidato a la Presidencia Nicolás Sarkozy ya puso sobre la mesa una propuesta para reintroducir el servicio militar o cívico obligatorio, en este caso dirigido a jóvenes de 18 a 25 años, para que «aprendan los valores republicanos». En cualquier caso, la propuesta se presentó después de la ola de atentados sufridos en Francia desde noviembre del año pasado.
En España, volver a la 'mili' no se encuentra por el momento en el debate político. El servicio militar obligatorio fue eliminado en el año 2002, durante el Gobierno de José María Aznar, para dar paso a un ejército profesional y desde entonces apenas ha habido discusión en la opinión pública sobre su reintroducción.
En otros países del norte como Dinamarca, Finlandia, Austria, Estonia, Noruega y Suiza, nunca se llegó a eliminar la obligación de hacer el servicio militar a los jóvenes, pero la llamada amenaza rusa ha hecho que se vuelva a activar la prevención.
Bombarderos y submarinos
La guerra de Ucrania –aún abierta y con la anexión de Crimea como hito- y el goteo de informaciones sobre vuelos de bombarderos que invaden el espacio aéreo de países europeos, submarinos en las costas de los nórdicos o el propio traslado de misiles rusos con capacidad nuclear al enclave de Kaliningrado este mismo martes, no dan opción a mucha tranquilidad en la zona norte de Europa, con lo que los países europeos continúan montando su escudo.
De hecho, el último gran ejercicio de la OTAN, con más de 2.100 militares (1.300 de ellos, españoles) se desarrolló en Polonia para probar el despliegue de su Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad (VJTF). Además, de facto, la OTAN protege a sus miembros bálticos con el establecimiento de la Policía Aérea, misión en la que España ha participado este mismo año, y los países nórdicos, que no pertenecen a la OTAN -salvo Dinamarca-, refuerzan sus defensas en medio de los debates eternos sobre si unirse o no a la Alianza Atlántica.
Hace apenas un año, estos países firmaron una alianza para “defenderse de Rusia”, cuestión que consideran «el desafío más grande a la seguridad de Europa», tal y como reflejaron en una declaración conjunta Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca y Islandia el 10 de abril de 2015.
Mientras, los países a título individual previenen a la población ante posibles ataques. El reciente plan de defensa civil de Alemania apareció en las portadas de todos los periódicos porque pedía a la población hacer acopio de víveres para 10 días, agua para seis y medicamentos de sobra, entre otros aspectos.
Sin embargo, estas medidas son muy similares a las que ya se llevan a cabo en países como Finlandia, donde desde hace tiempo las autoridades recomiendan comprar el doble de lo que tienen previsto consumir para hacer acopio de suministros, especialmente con alimentos no perecederos y otro tipo de artículos, como papel higiénico y otros productos.
La intención de las autoridades es que los ciudadanos tengan todo lo necesario para poder sobrevivir sin salir de sus domicilios durante un periodo de tiempo de entre una semana y dos días.
Paula Pérez Cava