miércoles, septiembre 25, 2024
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Italia apuesta por la vía continuista para salir del laberinto político

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Italia ha optado por la vía continuista para desbloquear la crisis política que ha provocado la dimisión de Matteo Renzi como primer ministro tras sucumbir en el referéndum celebrado hace una semana. El presidente de la República, Sergio Mattarella, ha encargado finalmente al ministro de Exteriores, Paolo Gentiloni, la formación de un Gobierno para salir del laberinto político en el que se encuentra el país transalpino, con la prioridad de poner en marcha con la mayor celeridad posible una nueva ley electoral antes de ir a las urnas cuanto antes, aunque se prevé que no será hasta primavera.

Gentiloni, hasta ahora mano derecha del dimisionario Renzi, ha aceptado el nombramiento como primer ministro tras reunirse este domingo en el Palacio del Quirinale con Mattarella un día después de que diera por terminadas las consultas con las distintas formaciones políticas con la intención de atajar la crisis política que padece Italia.

El moderado Gentiloni será el cuarto primer ministro italiano que no ha sido elegido en las urnas en poco más de cinco años. El ministro de Exteriores, de 62 años, era uno de los máximos favoritos, junto al ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, para asumir el liderazgo del nuevo Gobierno tras la renuncia de Renzi debido al fracaso de su reforma constitucional en el referéndum del pasado domingo.

El nuevo ministro tendrá una ardua tarea al frente del nuevo Ejecutivo, pues deberá de «armonizar» la ley electoral antes de ir de nuevo a las urnas -la norma actual sólo sirve para la Cámara de Diputados-, la reconstrucción de las zonas golpeadas por el terremoto, así como afrontar las importantes citas internacionales del próximo año, como la cumbre del G7 del próximo mes de mayo o el 60 aniversario de la firma de Tratado de Roma. Otro de los temas más complicados con los que tendrá que lidiar es la delicada situación de parte del sector bancario italiano, principalmente el Monte dei Paschi di Siena, sumido en una amplia cartera de créditos morosos e inmerso en una ampliación de capital de 5.000 millones de euros.

Así las cosas, el Partido Democrático se mantiene en el poder y deberá buscar aliados para poder formar gobierno en los dos partidos de centroderecha en los que se había apoyado hasta la dimisión de Renzi, ya que el resto de partidos políticos han rechazado respaldarlo. Gentiloni ha declarado ante los medios de comunicación que ha asumido el encargo que Mattarella le ha conferido «no por decisión, sino por obligación y por responsabilidad«, y ha añadido que se «moverá» en el cuadro del Gobierno dimisionario.

La oposición ha rechazado la vía continuista por la que se ha optado y la mayoría de los grupos políticos comparte las reticencias a un gobierno que no ha sido votado por los ciudadanos. La líder de la derechista Hermanos de Italia, Georgia Meloni, ha calificado la elección de Gentiloni de «acto de gatopardismo, cambiar algo para que nada cambie«, mientras que Matteo Salvini, de la Liga Norte, criticó que el nuevo primer ministro sea «una fotocopia inútil» del mandatario saliente. Por su parte, el populista Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo ha tachado la designación como un «avatar de Renzi» y ha insistido en que Italia debe ir a las urnas cuanto antes.

Samuel Jiménez

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