El Ministerio de Defensa argentino detectó ayer sábado siete llamadas satelitales provientes del ARA San Juan, el submarino argentino desaparecido el pasado miércoles. En el interior de la nave viajaban 44 tripulantes entre los que se encuentra la primera mujer oficial de submarino de Sudamérica.
La esperanza ha vuelto a aparecer en los corazones de los familiares de los marineros que viajaban al bordo del submarino desaparecido. A pesar de que las comunicaciones que se han detectado «no llegaron a enlazar con las bases», el Ministerio de Defensa de Argentina trabajan para «establecer la ubicación precisa del emisor». Los intentos se produjeron entre las 11.00 y las 15.00 de ayer sábado.
Una empresa estadounidense especializada en comunicación satelital ha estado colaborando con el Gobierno argentino para buscar cualquier señal que se produzca en el Atlántico y que permita proceder al rescate de los tripulantes. Mientras tanto, la principal hipótesis con la que se trabaja es que el submarino tuvo un problema eléctrico y perdió la comunicación, lo que descarta la idea principal de que en el interior de la nave se hubiera producido un incendio.
Según la Armana argentina, «no hay ningún indicio grave que se tenga del submarino, simplemente se dejó de tener comunicaciones», dijo el portavoz de la Armada argentina, Enrique Balbi. Cuando emitió su última coordenada, la nave realizaba trabajos de control de pesca ilegal a unos 400 kilómetros de la costa, a la altura del Golfo San Jorge, entre Puerto Deseado y Comodoro Rivadavia, en la Patagonia Argentina.
Balbi añadió que la búsqueda continúa, aunque «esta vez en forma más ampliada. Puede que esté en superficie con o sin propulsión por lo tanto no hay problemas de oxígeno. Hay un temporal de viento a 90 kilómetros por hora y ráfagas con olas muy considerables», dijo en conferencia de prensa la Armada. «No se sabe si además se quedó sin propulsión. Si eso ocurrió podría estar a la deriva», añadió un capitán de la institución.
Según Balbi, en caso de que el navío se encuentre a la deriva, los tripulantes tienen suficiente oxígeno, agua, comida y combustible para sobrevivir varios días. El submarino tiene una autonomía de 90 días aunque es necesario que salga a la superficie cada 48 horas para cargar sus baterías. «Si el submarino pasa más tiempo hundido, en unos días las situación puede ser crítica«, advirtió al canal de noticias TN el perito naval Fernando Morales.
Redacción