martes, noviembre 5, 2024
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Las cargas policiales en Bruselas dejan en evidencia a Puigdemont

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La ciudad de Bruselas ha sido víctima en los últimos meses de continuas polémicas que han desembocado en diversas agitaciones sociales, que en su mayoría han originado graves disturbios de la mano de la policía belga. Tras la huida de Puigdemont a la ciudad de Bruselas como lugar de “refugio” ante el referéndum ilegal que realizó el pasado 1 de octubre, se pone en entredicho sus acusaciones al Estado español dónde apuntó que se había empleado una “brutalidad policial absolutamente injustificada”.

Cargos policiales en Bruselas

Bruselas se ha convertido en un estado de guerra en el cual se sufren disturbios violentos cada semana. Recientemente se han originado daños tanto materiales como sociales en los que se ha puesto en juego la vida de muchas personas, incluso se ha presenciado un incremento del número de muertos y heridos. En las últimas semanas han destacado casos como la celebración de la clasificación de Marruecos en el mundial de Rusia o la manifestación originada en contra de la esclavitud en Libia, ambas tuvieron lugar el pasado mes de noviembre.

La clasificación de Marruecos para el Mundial de Rusia 2018 hizo que la ciudad se vistiera de violencia y que la fuerza y el temor predominara entre la población belga. Dicho acontecimiento dejó heridos a 22 policías y provocó al mismo tiempo el incendio de dos coches y la ruptura de los escaparates de la zona de comercios, la gran mayoría fueron saqueados. El descontrol de la situación provocó la denuncia de aquellos que mostraban su descontento ante la autoridad, dando lugar a críticas ante la tardanza de la intervención policial a la hora de tomar medidas contra lo ocurrido y contra los participantes de dicho saqueo. Participaron aproximadamente unas 300 personas. Este suceso se puso en manos del ministro del Interior, el nacionalista flamenco Jan Jambon, quién pidió que se abriera una investigación contra la policía belga. El mismo que ante el desafío independentista atestó que «cómo un estado miembro de la UE puede llegar tan lejos, y me pregunto dónde está Europa para tener una opinión al respecto”.

Del mismo modo, los continuos enfrentamientos entre manifestantes y policías se han hecho con la ciudad de Bruselas. Otro altercado fue la reivindicación que llevaron a cabo los manifestantes contra el gobierno belga por las políticas sociales y laborales dónde la población reclamaba unas mejores condiciones, sobre todo en lo referido a la edad de jubilación y la reforma de las pensiones. Dicho acontecimiento, al que se sumaron más de 100.000 personas provocó, una vez más, una veintena de heridos.

Por todo ello, las reiteradas controversias hacen que la policía de Bruselas esté al tanto de lo que sucede en la ciudad por miedo a que continúen los graves disturbios. En concreto han centrado su mirada en la concentración que tuvo lugar el miércoles 29 de noviembre contra la violencia policial. El primer ministro, Charles Michel, ha realizado una petición para que se usen medidas preventivas para evitar las confrontaciones bajo una política de «tolerancia cero». Al mismo tiempo, el secretario de Estado de Asilo e Inmigración del Gobierno federal, Theo Francken, también ha propuesto la idea de crear una especie de «policía de extranjeros».

Puigdemont acusa a España de emplear una «brutalidad policial»

Tras el desafío independentista que tanta polémica causó el pasado mes de octubre, la «fuga» de Puigdemont y cinco exconsejeros a Bruselas como lugar de refugio causó elevadas críticas ante la sociedad europea. El tema que ha dado lugar a tantos debates reside en la idea de que tras acusar al Estado español de utilizar una «brutalidad policial», haya decidido alojarse en un lugar que actualmente es víctima de lo que él ha criticado en nuestro país. En el mes de octubre hizo la siguiente declaración: «El Estado español ha escrito una página vergonzosa en la historia de su relación con Cataluña. No es la primera vez. Aunque estamos en la UE y en el siglo XXI, la respuesta del Estado ha vuelto a ser la misma, violencia y represión.

Cierto es que todo el revuelo generado tras el referéndum 1-O, dio lugar a elevadas manifestaciones, controversias y altercados que ocasionaron varios enfrentamientos entre la sociedad y las fuerzas policiales. Pero el deseo de independencia de Puigdemont dejó en el olvido los antecedentes que tenían algunos miembros de los Mossos d'Esquadra. Entre sus efectivos ha habido denuncias de delitos de lesiones, de detenciones ilegales y malos tratos. En mayo de este mismo año, destaca un caso en el que un agente fue condenado por la Audiencia Nacional por «abofetear y humillar» a un manifestante que no quiso mostrar su identificación. Por este hecho, se le condenó a medio año de cárcel y a dos años de inhabilitación. La Audiencia cargó contra él por «un delito contra la integridad moral y una falta de malos tratos sin lesión». Al igual que este, también se han dado casos similares que han ocasionado graves daños en las cargas policiales.

Esta situación pone entredicho los ideales que el expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, mostró públicamente ante los medios, y que dieron pie a varios planteamientos acerca de su posicionamiento.

Ana Paredes

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