El 25 de marzo de 2015, el cadáver de Brittney Gargol, una joven de 18 años, aparecía sin vida en una carretera de Saskatoon, Canadá. A pocos metros del cuerpo, la policía encontraba el arma del crimen: un cinturón con el que su asesino la había estrangulado. Pasaron días, meses e incluso años y el crimen seguía sin ser resuelto. Dos años después, una fotografía publicada en Facebook ha concluido con más de dos años de investigaciones.
Cheyenne Antoine, la mejor amiga de la víctima, fue la última persona que la vio con vida. Según sus declaraciones, ambas amigas habían salido ese miércoles a tomar unas copas cuando Brittney decidió marcharse con un hombre al que había conocido. Sin embargo, la versión no encajaba con las imágenes grabadas en las cámaras de seguridad de los bares. En ninguna de ellas, aparecía en dichos vídeos.
Además, al día siguiente de haber matado a Brittney, la asesina confesa empezó a publicar mensajes en el muro de Facebook de su amiga preguntando dónde se encontraba: «¿Dónde estás? No he tenido noticias tuyas. Espero que hayas llegado bien a casa». Todo para desviar las sospechas sobre ella.
Tras dos años analizando fotografías y publicaciones, una sencilla foto ha terminado desmontando la coartada de Cheyenne. La imagen, publicada en Facebook un día después del asesinato, mostraba abiertamente el arma del crimen: el cinturón. Aunque la propia asesina no se diera cuenta de ello, los investigadores descubrieron que el cinturón que llevaba la noche que desapareció Brittney era el mismo que aparecía en el escenario del crimen.
Según informa la 'CBC News', Chayenne confesó finalmente ser la autora del asesinato. Ambas habían tenido una fuerte discusión mientras se encontraban bajo los efectos del alcohol y de la marihuana cuando los hechos se sucedieron. «Nunca me lo perdonaré. Nada que yo diga o haga la traerá de vuelta. Los siento muchísimo. No debería haber sucedido», declaraba la joven a través de su abogado.
Andrea Morea