En su quinto anuncio del año de política monetaria, explicó que la decisión toma en cuenta que la inflación general ha disminuido conforme a lo previsto, así como el comportamiento reciente de las curvas de rendimiento externas e internas a diferentes plazos.
Aunque un miembro de la Junta de Gobierno votó por mantener dicho objetivo en 8.25 por ciento, la decisión de Banxico está en línea con la acción similar de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que el pasado 31 de julio redujo sus tasas de interés por primera vez en más de 10 años, desde la crisis financiera iniciada a finales de 2008.
En México, la inflación general bajó a 3.78 por ciento en julio de 2019, su menor nivel desde diciembre de 2016, y por segundo mes se ubicó por debajo de 4.0 por ciento, que es el límite máximo del objetivo para todo el año, de 3.0 por ciento con un margen de un punto porcentual.
Sobre la baja en la tasa de referencia a 8.00 por ciento, su primer recorte desde junio de 2014, los analistas emitieron opiniones divididas, pues unos pronosticaban una decisión en este sentido y otros anticipaban que la dejaría en 8.25 por ciento, nivel máximo en el que se ubicaba desde diciembre de 2018.
El Banxico argumentó en su anuncio que para consolidar una inflación baja y estable, en un entorno en el que la formación de precios y las condiciones de holgura en la economía están sujetas a riesgos, seguirá dando seguimiento cercano a los factores y elementos de incertidumbre que inciden en el comportamiento de la inflación y sus perspectivas.
Así, la Junta de Gobierno tomará las acciones que se requieran con base en información adicional, de tal manera que la tasa de referencia sea congruente con la convergencia ordenada de la inflación general a la meta del Banxico en el plazo en el que opera la política monetaria.
Anticipó que mantendrá una postura monetaria prudente y dará un seguimiento especial, en el entorno de incertidumbre prevaleciente, al traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio a los precios, a la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos, en un contexto externo en el que persisten riesgos, así como a la evolución de las condiciones de holgura y presiones de costos en la economía.
Ante la presencia y posible persistencia de factores que, por su naturaleza, impliquen un riesgo para la inflación y sus expectativas, la política monetaria se ajustará de manera oportuna para lograr la convergencia de esta a su objetivo de 3.0 por ciento, así como para fortalecer el anclaje de las expectativas de inflación de mediano y largo plazos para que alcancen dicha meta.
El Banxico refirió que entre junio y julio la inflación general disminuyó de 3.95 a 3.78 por ciento, y las expectativas de inflación a diferentes plazos provenientes de encuestas y de los mercados financieros han permanecido relativamente estables, si bien en niveles superiores al 3.0 por ciento.
Respecto a los riesgos para la inflación, mencionó que al alza se encuentran la persistencia mostrada por la inflación subyacente, la posibilidad de que la cotización de la moneda nacional se vea presionada por factores externos o internos, la amenaza de imposición de aranceles por parte de Estados Unidos y que se adopten medidas compensatorias, si bien este riesgo se ha mitigado.
Asimismo, que los precios de los energéticos reviertan su tendencia o que aumenten los precios de los productos agropecuarios; un entorno de debilidad en las finanzas públicas; y el escalamiento de medidas proteccionistas a nivel global.
El Banxico refirió que durante el segundo trimestre del año se desaceleró la actividad económica mundial, mientras que los mercados financieros nacionales han reflejado los efectos tanto de menores tasas de interés en todos sus plazos en las principales economías avanzadas, como de episodios de volatilidad.
En cuanto a los riesgos que pudieran afectar el desempeño de los activos financieros en México, apuntó que persiste la incertidumbre asociada a la relación bilateral entre México y Estados Unidos y respecto de las perspectivas crediticias, tanto para la calificación de la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex) como la soberana.
Por ello, estimó, es particularmente importante que además de seguir una política monetaria prudente y firme, se impulse la adopción de medidas que propicien un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión, una mayor productividad y que se consoliden sosteniblemente las finanzas públicas.
Estrella Digital