Los países más afectados serán: Venezuela (-18 %), México (-6,5 %), Argentina (-6,5 %), Ecuador (-6,5 %), Nicaragua (-5,9 %) y Brasil (-5,2 %), mientras que los menos impactados son República Dominicana (0 %), Guatemala (-1,3 %), Paraguay (-1,4 %), Panamá (-2 %), Colombia (-2,6 %) y Honduras (-2,8 %), según el informe. En el medio de la tabla se encuentran Chile (-4 %), Perú (-4 %), Uruguay (-4%), Cuba (-3,7 %), Costa Rica (-3,6 %), Haití (-3,1 %), El Salvador (-3 %), Bolivia (-3 %) y las islas del Caribe (-2,5 %).
Los indicadores laborales también sufrirán un importante deterioro: la tasa de desempleo se ubicaría en torno al 11,5 %, lo cual implica un aumento del 3,4 % con respecto a 2019, y el número de desempleados llegará a los 37,7 millones, 11,6 millones más que el año anterior.
«La alta tasa de informalidad laboral de la región hace a los trabajadores muy vulnerables a los efectos de la pandemia y a las medidas para enfrentarla», alertó la Cepal, que hace un mes estimó una contracción para Latinoamérica de entre el 1,8 % y el 4 %, pero se vio obligada a hacer una revisión a la baja dado el empeoramiento del escenario mundial.
Con respecto a la pobreza, el organismo calcula que la tasa aumentará este año del 30,3 % al 34,7 %, es decir, una subida de 28,7 millones de personas en situación de pobreza. La proyección de pobreza extrema no es más alentadora: se espera un incremento del 11 % al 13,5 %, equivalente a un aumento de 16 millones de personas.
La Cepal también alerta que las remesas hacia Latinoamérica se podrían contraer entre un 10 % y un 15 % en 2020 y podrían pasar entre 4 y 8 años para que retomen el monto alcanzado en 2019. Para varios países de la región, la contribución de este flujo a la actividad económica es muy significativa.
En Haití, por ejemplo, representaron más del 30 % del PIB el año pasado, mientras que en El Salvador y Honduras aportaron en torno al 20 %. Para el organismo técnico de la ONU, la salida de la crisis dependerá de la fortaleza económica de cada país, pero las «asimetrías» en la región hacen que cobre aún más importancia el papel que jueguen organismos como el FMI y el Banco Mundial para garantizar el acceso al financiamiento y sostener el gasto social.
La región, con 626 millones de personas y considerada la más desigual del mundo, enfrenta la pandemia en un momento de debilidad de su economía y de vulnerabilidad macroeconómica, con un crecimiento económico que apenas alcanzó una tasa del 0,1 % el año pasado. Antes de la enfermedad de covid-19, la Cepal preveía que la región crecería un máximo de 1,3 % en el 2020
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