Tras una conferencia telemática en la que participaron los mandatarios de dichas naciones y dirigentes de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, los países firmaron una declaración conjunta en la que aglutinaron varias de las cuestiones tratadas.
Uno de los asuntos más debatidos fue la necesidad de que la región, epicentro mundial de la pandemia con más de 100.000 muertes, pueda acceder a financiación externa para salir de manera «exitosa» de esta crisis, explicó la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, presente en la reunión.
«Estamos de acuerdo en que esta crisis no puede caer nuevamente sobre los sectores más vulnerables y profundizar las desigualdades de la región», compartió la costarricense, quien reveló que una de las mayores preocupaciones es cómo los países van a poder ampliar su espacio fiscal para financiarse.
En ese sentido, se trató la cuestión de las rebajas de calificación por parte de las agencias de riesgo que durante la pandemia bajaron esta nota a varios países latinoamericanos, haciendo aún más complejo su acceso a financiación internacional, pues reduce la confianza que producen en los mercados.
La declaración conjunta hace un llamamiento a las instituciones financieras para que «en este momento histórico» consideren «medidas adicionales de apoyo para ayudar a los países de América Latina y el Caribe, independientemente de su clasificación por nivel de renta y con especial énfasis en los más vulnerables, a superar con éxito esta crisis».
El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, criticó por su lado que los países de la región latinoamericana no puedan beneficiarse de las ayudas internacionales diseñadas para salir de la crisis de la pandemia y lamentó que se utilizaran «calificaciones abstractas como el producto interior bruto» para excluirles.
«Y porque, como todos los presentes saben, el nivel de renta de un país no es una fotografía fiel de las desigualdades que sufren sus poblaciones y esto supone una clara desventaja a la hora de beneficiarse de los instrumentos tradicionales de las instituciones financieras internacionales», dijo el mandatario español, quien presidía la reunión.
Sánchez recordó que para que estas instituciones sean «útiles y eficaces» deben tener más recursos, así como que para que sean «creíbles, deben disponer de una capacidad de respuesta acorde con el tamaño de los desequilibrios económicos y financieros que ha generado la emergencia sanitaria en América Latina y también en el Caribe».
«Es necesario que las instituciones financieras internacionales y regionales desarrollen respuestas adaptadas a las necesidades de la región sin hipotecar el futuro de las siguientes generaciones», aseguró el presidente español, quien invitó a sus homólogos a elevar estos debates nacionales a foros globales como el G20 o Naciones Unidas.
Por otro lado, los países debatieron sobre la «oportunidad» que supone esta crisis para reforzar los sistemas de protección social y de salud y la educación, el abandono escolar y la brecha digital, que en estos meses impide que millones de estudiantes puedan acceder a un sistema de calidad, fueron a su vez puestos sobre la mesa.
Grynspan compartió que la voluntad de las naciones reunidas hoy es la de otorgar mayor peso al multilateralismo así como a valores como la solidaridad, la cooperación y la coordinación mundial ante esta crisis y el futuro que se abre tras ella.
«Estamos convencidos de que sólo desde la solidaridad y la cooperación internacional podremos mitigar los efectos de la pandemia de la Covid-19 en nuestro tejido social y en nuestras economías», apuntala la declaración conjunta.
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